18 may. 2025

Debe parar uso de recursos del Estado por la ANR

La abusiva práctica de arrear funcionarios públicos a los actos proselitistas del Partido Colorado, así como utilizar los recursos y la infraestructura del Estado paraguayo para el beneficio de la Asociación Nacional Republicana, ANR, debe ser desterrada. Es inaceptable que estos hechos abusivos se hayan convertido en un hábito normalizado impunemente a través de décadas. Las instituciones del Estado, su infraestructura y los funcionarios deben servir exclusivamente al pueblo paraguayo, el cual sostiene la pesada carga de mantenerlos.

Faltando menos de dos meses para las internas partidarias, con miras a las elecciones generales del 2023, se han intensificado los actos proselitistas en todo el país. De la misma manera, se está visibilizando el cada vez más alevoso uso de la infraestructura de las instituciones públicas en la campaña interna del Partido Colorado.

En las redes sociales, con total naturalidad, se informa casi a diario de grandes concentraciones en seccionales para encuentros partidarios de los candidatos con los funcionarios públicos colorados. Algunas de estas reuniones incluso se realizan en el horario laboral. Esta es una triste evidencia de que el arreo, esa despreciable costumbre de la vieja política, sigue muy vigente.

Recientemente este diario había reportado sobre una jornada promovida por funcionarios de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac), oportunidad en la que dieron su “respaldo incondicional” al precandidato oficialista Arnoldo Wiens, el titular del ente aeronáutico, Félix Kanazawa; el destituido administrador del aeropuerto Guaraní por el caso del avión iraní, Luis Afara; el director del aeropuerto Silvio Pettirossi, Douglas Cubilla, y el actual administrador Édgar Rodríguez, ex gerente de cargas del Guaraní. Incluso el candidato agradeció en su página oficial haber compartido un “grato encuentro” con los funcionarios colorados de la Dinac en compañía de los futuros senadores Luis Pettengill y Carlos Núñez Agüero.

Se supo luego que la convocatoria estuvo a cargo de una funcionaria y de sindicatos del ente, quienes están abogando por el plan de carrera profesional de los funcionarios de la Dinac. El mensaje quedó claro, si apoyan al oficialismo obtendrán los beneficios que aspiran. Y esta es sin dudas una descripción del prebendarismo puro y duro.

También el gobierno descentralizado cae en estas deleznables prácticas. Es el caso de Alto Paraguay, donde el clan de los hermanos Adorno, José Domingo (Mino), actual gobernador y su hermano, Hilario, intendente de Puerto Casado, tienen a las instituciones como centro de promoción de candidaturas de cara a las internas coloradas. Ambos utilizan hasta la página web oficial de la Gobernación y de la Comuna para difundir y comunicar los actos políticos con candidatos del oficialismo. Otro significativo detalle es que, los hermanos Adorno, suman una serie de denuncias sobre presuntos hechos de corrupción en sus administraciones, sin embargo la Fiscalía, como en tantos otros casos de presunto mal uso del dinero público, no ha avanzado en las investigaciones.

El politólogo Marcello Lachi en su libro Correligionarios explica que la práctica clientelar en el Paraguay encuentra su justificación a través de “la ética del orekueté”, la que trasladada al campo político, excluye a los que se hallan fuera del grupo comunitario partidario, creando condiciones favorables exclusivamente para quienes pertenecen al grupo: para los correligionarios. Apunta también que el “candidato-caraí”, está “obligado”, por la ética del orekueté, a garantizar el bienestar de sus electores, lo cual se concreta a través de la entrega de servicios y prebendas, tanto en el periodo electoral, como también, si resulta elegido, en el periodo poselectoral. Es esta una acertada y triste descripción de nuestra realidad.

En los tiempos que vivimos y considerando los desafíos que enfrentamos en este siglo XXI es claro que nuestro país debe dejar de lado la vergonzante práctica del arreo y el uso de los recursos públicos para beneficio de un partido político, en el poder desde hace 70 años. El pueblo paraguayo, que con su esfuerzo sostiene el pesado aparato estatal, merece que los recursos y los funcionarios públicos trabajen exclusivamente parar lograr la calidad de vida y el bienestar de sus mandantes.