“Dios me mostró en sueños a los 16 años que estaba predicando en Japón y varios países, hasta en una ocasión me habló en japonés en el sueño y sin saber yo siquiera sayonara, cuando compartí mi sueño no todos creían en mí y hasta me decían loco soñador”.
A pesar de que las circunstancias no estaban a su favor empezó a buscar la forma de poder hacer realidad ese sueño. En el 2009 solicitó la visa pero le negaron. Pasaron 4 años para volver a insistir. “Con la aprobación del Ministerio de Justicia me otorgaron la visa religiosa, fue una de las mejores noticias para mí y que después de 13 años se cumplió mi sueño y la promesa de Dios se hizo realidad”.
Actualmente está casado con una ciudadana japonesa llamada Kudo Natsuko, está a cargo de un club de español donde enseña español en forma gratuita y ayuda a personas que quieren suicidarse; una endemia en el país asiático. VR