En un campo complicado y ante un rival duro, el Ciclón va consolidando su chapa de candidato, porque a su efectivo juego le suma el factor fortuna, muy necesario ya en esta parte del torneo.
El juego se presentó como se manejaba en la previa, atendiendo al desempeño de ambos equipos, con un Luqueño que apostó por lo físico, cerró los espacios y cortó los circuitos del rival, bien replegado, apelando a la velocidad y fuerza de sus hombres en punta. Pero enfrente lo tuvo a un sólido sistema defensivo, en donde el complemento en la zaga genera seguridad. Alexis Duarte se las arregló para batallar con el ataque auriazul, dando libertades a Juan Patiño que con unos metros más fue una opción para generar en ofensiva con pelotas largas a espaldas de los marcadores de punta del local.
El guión de desarrollo repitió patrones de acuerdo a los tiempos en donde cada equipo asumió el protagonismo, se repartió el control, aunque el Azulgrana tuvo mejor manejo, pero sin profundidad.
PROPONER, PERO. Hay momentos en donde una serie de eventos afortunados te pueden acercar al éxito, más allá de haber remado largo trecho. A la expulsión de Marcos Duré se sumó la variante eficaz (ingreso de Óscar Ruiz) que se encargó de efectivizar uno de los recursos más contundentes en Cerro: el cambio de frente y el centro preciso al corazón del área. En Cerro la pausa en el fútbol le vino bien, lo refleja en su juego y eso se traduce en la tabla; Luqueño sigue sin encontrar el equilibrio que lo permita llevarse más que solo merecimiento.
Rodrigo Muñoz
El experimentado portero sacó dos jugadas claras que pudieron cambiar el rumbo del partido. Mucha seguridad para hacer fácil las acciones complicadas. Otro punto alto, Alexis Duarte.