Según confirmación del Ministerio Público, los cuerpos corresponden a los dos alambradores que habían desaparecido en zona de influencia del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Luego de la inspección de los cadáveres, el médico forense informó que Valenzuela presentaba dos impactos de bala en la cabeza, mientras que Aveiro recibió un balazo, también en la cabeza.
La causa de muerte de ambos es traumatismo craneoencefálico. Los hombres habrían fallecido entre las 05:00 y 06:00 de la mañana de ayer.
Ambos recibieron los disparos a corta distancia, hechos con un arma presumiblemente de calibre 9 mm, según informe de Criminalística.
El teniente coronel Luis Apesteguía, vocero de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), confirmó que la distancia entre el establecimiento ganadero donde habían desaparecido los trabajadores y donde fueron encontrados sin vida se encuentra en un radio menor a 10 kilómetros.
Manifestó además que no se hallaron panfletos ni algún campamento en la zona que indiquen que los responsables sean del EPP. Aún así, no se descarta que los autores sean miembros del grupo armado.
El vocero detalló en otro momento que una vez hallados los cuerpos se contactaron con los familiares, quienes aguardaban en la estancia San Jorge. De allí fueron llevados a la zona y pudieron identificar los cuerpos.
El teniente coronel reafirmó que los fallecidos no eran infiltrados de la FTC, como se lo habían dicho presuntos miembros del EPP a Carlos González Britos (57), cuando lo mantuvieron en cautiverio.
EL caso. Valenzuela y Aveiro eran humildes campesinos y padres de familia. Uno de ellos tenía un hijo de 4 años y otro de 10 meses, mientras que el otro tenía un hijo de 8 años y una niña de 4 años.
Desaparecieron el 5 de marzo cerca de la estancia San Jorge, conocida como Mbarakaja’i, donde trabajaban.
Según datos, los trabajadores fueron de cacería, desde entonces no se supo nada de ellos. Horas antes, había desaparecido el profesor jubilado Carlos González Britos.
Como los tres no regresaban, el capataz de la estancia comunicó al administrador Marcos Eduardo Yáñez. Luego, el 14 de marzo González fue liberado con mensajes que supuestamente eran del EPP y estaban dirigidos a los medios de prensa.