@miguelhache |
... agua lleva. Nunca una frase sirvió tanto para hacer un anticipo político. Es notorio el vertiginoso ascenso de Víctor Ríos en el escenario nacional.
De ser un poco conocido dirigente pilarense, hoy se codea nada menos que con el máximo poder del país y dirigiendo (?) la política educativa nacional. Bueno, asumió hace unos días al frente del MEC, pero ya es responsabilidad suya esa materia.
El sonado cambio en la secretaría educativa que se viene intensificando desde los inesperados desplazamientos de junio pasado en Interior (Rafael Filizzola) y MOPC (Efraín Alegre) no era más que un anunciado desenlace de los posicionamientos políticos con miras al 2013; y no con el propósito prioritario de mejorar la administración del Estado y prestar un servicio eficiente y honesto. A lo mejor también les interesa este segundo aspecto, pero muy en segundo plano, ya que la temática es componer fuerzas preparando estrategias electorales.
Ríos rompió con Alegre, que era uno de los líderes emergentes del PLRA y entonces su principal soporte político; así se constituyó en una fuerza propia ayudado por Lugo, a quien se aproximó inmediatamente ya con votos en el Parlamento.
Desde su banca siempre se mostró benévolo con el Gobierno y a veces hasta lo defendió. Los anillos concéntricos más próximos a Lugo lo consideraban incluso un aliado estratégico en el Legislativo. No era para menos por la proyección que luego tuvo.
Su nombre comenzó a sonar fuerte hace por lo menos 2 meses cuando el exministro Riart comenzó a ver su silla amenazada.
En Pilar, el legislador y rector de la UNP (la universidad estatal) es conocido por haber aportado al país un ejército de doctores en Derecho (del modo menos riguroso y científico) ganándose en el uso popular el mote de doctores mandi’i, por su irrelevancia académica. La academia suele ser una plataforma político-electoral valiosa, más aún en el interior donde se torna en un poder per se.
Así, sus caminos andados, fue enfilando hacia el Ejecutivo. Ahora ya ocupa una secretaría de Estado en ese gabinete. No es casual que en la primera videoconferencia inaugurada por el Ejecutivo en Pilar, el entonces diputado haya estado como interlocutor del presidente “desde allá”. Es cierto, era legislador y es rector; pero también había otros que no tuvieron cabida. Cuando la videoconferencia el domingo se trasladó al exterior, ¿quién estaba anunciado con mucha anticipación como contraparte del mandatario desde Buenos Aires? Correcto: Ríos. ¡Oh, casualidad!
En fin. Él asegura que un liberal será candidato a presidente de la República en 2011 y que el PLRA no irá lejos si no se ampara en el Frente Guasu, el colectivo político progresista que sigue dando oxígeno a Lugo. Y ratifica, distraídamente, que él es liberal. O sea...
Todos lo presentan como un político y académico potable, pero pocos recuerdan que es impulsor principal del proyecto de ley de Educación Superior; un mamotreto jurídico con el que se pretende destruir más el escuálido nivel terciario sacando al Estado la fiscalización de la calidad educativa.
Lugo se juega al todo o nada por la figura de su nuevo ministro, y aprovecha que no es mal visto en el Frente, que impulsa el proyecto Alianza sin candidato visible hasta ahora y con muchas dificultades para aglutinar fuerzas en torno a algún referente. Lugo ya ni será reelecto ni será parlamentario. Quedó fuera. Y en el espectro aliancista no hay una persona que tenga un perfil definido. La jugada fue sacar del camino a aquellos elementos liberales más conservadores y con potencialidad de disputarle la candidatura. Entre “dos males posibles” se quedaron con el más edulcorado.
Por ahora, Ríos es el que se perfila -y posiblemente se lo cree- es el más cercano aspirante a suceder a Lugo en Palacio. Aunque nada está del todo dicho.