“Estamos sufriendo una pérdida colectiva y colosal. Un millón es un número incomprensible; es el equivalente a perder la mitad de la población de La Habana o Quito. Cada número es una pérdida individual, una tragedia familiar, una comunidad rota. Lamentamos juntos esta pérdida y juntos debemos seguir luchando contra esta pandemia”, dijo la directora regional para las Américas, Martha Keays.
El domingo pasado, las muertes por Covid-19 llegaron a 2,1 millones a nivel global, mientras que el continente americano está a punto de superar la barrera del millón de fallecimientos, con 999.894 pérdidas, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
EEUU es el país más golpeado, pues superó la cuota de los 25 millones de contagiados, cifra que equivale a un 25,2% del total mundial y a un 7,62% de los 328,2 millones de habitantes del país, que lidera las estadísticas mundiales de la enfermedad.
Con “casi la mitad de los fallecimientos” por Covid-19 en el mundo, América “continúa soportando la peor parte de esta crisis monumental en muchos frentes. Las personas han perdido a sus seres queridos, trabajos, hogares y muchos están experimentando una falta de acceso a la atención médica, la alimentación o la educación”, expresó Keays.
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La directora regional añadió que “el punto de ruptura y el impacto en la salud mental es inmenso”, y que “estos múltiples impactos se sentirán durante muchos años y, sin embargo, todavía estamos lejos antes de que podamos decir que la pandemia ha terminado”.
“Estos son algunos de los días más difíciles que hemos enfrentado, pero no estamos solos. Los voluntarios de la Cruz Roja continúan trabajando las 24 horas del día, junto con sus gobiernos y otras agencias para servir a sus comunidades”, recordó Keays.
“Aunque nos sintamos indefensos, debemos recordar que todos tenemos un papel que desempeñar para mantenernos seguros. En este día oscuro y sombrío, mostremos nuestra solidaridad unos con otros manteniéndonos seguros y manteniendo la esperanza de que juntos superaremos esto”, concluyó.
Y, aunque, “las vacunas ofrecen un rayo de esperanza”, esta “no se comparte por igual”, añadió la IFRC.
Una vacuna “equitativa es crucial, para que los países que no puedan participar en la carrera de licitación de una vacuna no se queden atrás. También debemos asegurarnos de que todas las personas, independientemente de su estado, no queden fuera de la lista para recibir una vacuna”, explicó la federación en un comunicado.
También, advirtieron que “aunque ha habido avances alentadores de vacunas, la humilde realidad es que todavía no estamos fuera de peligro”.
Por tanto, “cada uno” tiene la “responsabilidad de permanecer vigilantes y de practicar las medidas preventivas que frenarán la propagación”, incluso aquellos inmunizados “deben continuar manteniendo la distancia física, quedarse en casa tanto como sea posible, usar una mascarilla y lavarse bien las manos”.