“El Gobierno transforma a quienes están preocupados por el coronavirus en enemigos y eso no puede dar buenos resultados”, advirtió Lula, de 74 años, refiriéndose a los ataques de Bolsonaro contra los gobernadores que decretaron medidas de cuarentena, por sus implicaciones económicas.
El ex líder sindical, que dirigió las huelgas de fines de los años 70 contra la dictadura militar (1964-85), se mostró, por otro lado, alarmado por la fuerte presencia de militares en el Gobierno del ex capitán, quien, según dijo, “no confía en los civiles”.
El ex mandatario (2003-2010), liberado en noviembre tras pasar 19 meses en la cárcel por acusaciones de corrupción pasiva, vive confinado en su casa de las afueras de São Paulo junto a su compañera Rosângela da Silva, Janja.
PELIGRO REGIONAL. El jefe del grupo del Partido de los Trabajadores (PT) en el Senado brasileño, Rogério Carvalho, afirmó a Efe que el menosprecio de Bolsonaro ante el impacto del Covid-19 convierte a Brasil en un “peligro regional”, pues el virus no respeta fronteras.
“Bolsonaro, con la manera en que conduce esta crisis sanitaria, es una amenaza para brasileños, para la propia democracia y para todos los países vecinos”, dijo en una entrevista telefónica con Efe el senador del partido fundado por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que hoy constituye la primera minoría en el Parlamento.
Carvalho, médico de 51 años, sostuvo que Bolsonaro, líder de una emergente ultraderecha, “actúa desde una visión negacionista total de la ciencia y el aprendizaje que el mundo ya tuvo con la pandemia” e ignora “el alto poder de contagio” del Covid-19 y su “impacto en la vida de las personas”. “Su mayor crimen es el atentado contra la vida que comete en forma sistemática” desde que la pandemia llegó a Brasil, afirmó.
Carvalho valoró la gestión de la crisis sanitaria en algunos países vecinos, como Argentina, Paraguay y Uruguay, los otros tres socios del Mercosur, que han seguido las recomendaciones de los científicos y mantienen la pandemia bajo relativo control.