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Vestido de esmoquin, con una cabellera amarilla y peinada con el viento, Castro inició su extenso repertorio con la canción Amor eterno, incluida en su recordado disco Azul, del año 2001, para proseguir con Déjame contigo. Entre el intenso griterío de los presentes, se escuchó a un emocionado Cristian diciendo: “¡Buenas noches, Asunción! ¿Cuánto tiempo ha pasado? (…). La última vez que estuve aquí canté en el club Sol de América, ¿todavía existe?”, para proseguir con París es una trampa, canción de su nuevo disco.
Acompañado en escena por ocho músicos, dos coristas, juego de luces y un apoyo audiovisual, Castro prosiguió la velada con sus éxitos Amor, Si me dejas ahora y Lo que no fue no será. La interacción con su público, que lo esperó paciente por más de 27 años, fue constante, cálida, cómo si el tiempo jamás hubiera transcurrido.
Posteriormente a los gritos eufóricos y el vozarrón que, hasta la fecha mantiene el hijo de Verónica Castro, se vinieron unos covers del difunto José José, Gavilán o paloma, La nave del olvido y El triste. “Lo quiero traer a él, que ya no está y sé que lo quisieron mucho en Paraguay”, manifestó, para proseguir con Es mejor así y Dame la llave de tu corazón, banda sonora de la teleserie argentina Lobo.
“Me quiero casar de vuelta con una paraguaya, los quiero mucho, Asunción, gracias”, manifestó para luego recordar a su ex esposa, la paraguaya Gabriela Bo, invitando a los presentes a cantar el tema Así era ella, el cual se lo dedicó a Gaby Bo, causando gritos y los aplausos desenfrenados de sus seguidores.
Entre interacciones jocosas y algún que otro mal chiste, Castro no dio tregua y prosiguió con uno de sus más grandes éxitos Lloviendo estrellas.
La noche se volvió melancólica cuando el cantautor homenajeó a las madres y abuelas del público con la canción Verónica, Mi bien amada y yo, canciones que vinieron acompañadas de fotos familiares de la familia Castro.
A pesar de algunos pequeños problemas de sonido, el concierto continuó con Lo mejor de mí, Amaneciendo en ti, No hace falta, Cupido y Yo quería. A mitad del concierto, el mexicano buscó entre el público a chicas que estén vestidas de azul y dos fueron las afortunadas en subir al escenario para cantar en coro la canción que lo catapultó al éxito mundial, Azul.
Como broche de oro, con un toque de cumbia, el cantante agradeció una vez más al público y deseó verlos en una próxima oportunidad.
Anécdota
Blanca Alvarenga, quien fue manicurista de Cristian Castro y su familia en el 2003, llegó con su nieta Sofía Ramírez con el sueño de reencontrarse con el artista.
“Yo le hice su manicura en febrero y marzo a él y toda su familia. Me llevaron a la boda, esa fue la última vez que lo vi, ojalá hoy nos vea”, recuerda.