El problema del sector público paraguayo no es el tamaño, tal como lo demuestran una multiplicidad de indicadores e informes nacionales e internacionales. Por otro lado, el 70% de los recursos dirigidos al pago de recursos humanos se concentran en salud, educación, seguridad y justicia, servicios indispensables para el bienestar y la vigencia del estado de derecho. El problema es su calidad por la ausencia de una carrera del servicio civil.
Si las actuales normas vigentes se cumplieran a cabalidad, otra sería la situación. Las normas relacionadas con el manejo de los recursos humanos en el sector público se implementan parcialmente y con malas prácticas, dando señales al interior del servicio civil y a la ciudadanía, que debilitan la confianza en la institucionalidad y eliminan cualquier posibilidad de contar con un aparato profesionalizado.
Los concursos, que deben realizarse para el acceso de nuevos funcionarios y la promoción de quienes ya están adentro, se implementan parcialmente y en muchos casos están direccionados a beneficiar a personas vinculadas con políticos. Este tipo de gestión se traduce en primer lugar en un servicio civil partidizado y con la sobrerrepresentación de un color político, incluso en ámbitos que reivindican la existencia de una carrera profesional.
En segundo lugar, generan una gestión débilmente direccionada a resultados, ya que la posibilidad de permanecer y ascender de la mayoría de los funcionarios no se encuentra vinculada a su eficacia, sino al cumplimiento de las instrucciones de políticos o autoridades que cambian con cada nuevo gobierno. Así, el país tiene desde operadores políticos en los territorios con supuestas funciones técnicas hasta una alta gerencia que sucumbe ante las órdenes superiores dadas en el marco de un ambiente en el que no se penalizan el tráfico de influencia, la colusión empresarial o la puerta giratoria.
Paraguay está haciendo una fuerte inversión en la formación de jóvenes en el exterior. La mayor queja de ellos es justamente la ausencia de mecanismos de ingreso al sector público. Esta debe ser una señal de alarma para quienes deben garantizar el buen cumplimiento de la normativa vigente.
El gasto salarial del sector público sigue creciendo sin que se verifiquen cambios sustanciales en la gestión de los recursos humanos. No puede continuar aumentando sin una carrera del servicio civil que garantice el ingreso, la permanencia y la promoción de los mejores técnicos y profesionales en absolutamente todas las áreas. La permanente queja de la ciudadanía ocasionada por el mediocre desempeño de los funcionarios públicos y la corrupción generalizada son las señales más alarmantes de la ausencia de un manejo adecuado de esta importante área del Estado. La ciudadanía no puede seguir financiando con sus impuestos esta situación.