Agua potable, recolección de basura y salud son los principales reclamos de pobladores. San Bernardino crece y afronta el desafío de ofrecer servicios a sus 12.000 habitantes y preservar al mismo tiempo su principal recurso: el lago.
En un rápido recuento, San Bernardino se muestra como un lugar donde resulta agradable vivir. Sin embargo, en el balance no pueden faltar las deficiencias. En un superficial sondeo surgen tres reclamos que son unánimes: los cortes de agua, recolección de la basura y el servicio de salud.
“El centro de salud es realmente muy pobre, muy básico y no da para una emergencia, ni cirugía mucho menos, apenas consultas muy básicas. Por lo de salud siempre hay que recurrir a Altos o Caacupé, y a veces en emergencias serias el tiempo ya no da”, opina una pobladora que prefiere no identificarse.
El tema salud adquirió relevancia en cuanto a reclamos después de la tragedia en el concierto del Anfiteatro, al respecto, las soluciones parecen estar en marcha, pues el Ministerio de Salud anunció su intención de construir un hospital en San Bernardino. Por de pronto, desde la Municipalidad están buscando terrenos en los que se podría edificar un nuevo hospital, y al mismo tiempo buscan equipar el actual Centro de Salud. Los pobladores están ilusionados con la promesa.
En cuanto a los cortes de agua, Teresa Arce, administradora de la Essap en San Bernardino, explica que los cortes se deben a los numerosos caños rotos. “Tenemos muchos reclamos de eso, los caños ya son obsoletos la mayoría y por eso se rompen fácilmente”. En esta área también se siente el impacto del crecimiento de obras en la ciudad, a los 4.800 usuarios activos de la empresa aguatera, se suman cada día decenas de nuevos pedidos de conexión.
Transitando por la ciudad se observa el trajinar de unos camiones trasladando bolsas de basura, y también se ven las bolsas rebosando los contenedores frente a las casas.
La recolección es uno de los dolores de cabeza para los vecinos. Derlis Chena, secretario general Municipalidad, explica que cuentan con un camión compactador y algunos camiones tumba para poder hacer la recolección, y que la administración está trabajando en un proyecto para tener una planta de transferencia, donde se van a clasificar las basuras y la disposición final llevar a otro lugar.
Explica que los recolectores juntan la basura y hacen el transbordo a la compactadora y a los camiones que llevan a la disposición final; sin embargo, muchas personas llevan su basura hasta un camión, que luego es retirado.
La realidad también habla de baldíos usados como vertederos clandestinos; y esta es otra situación que se agrava con el aumento de la población, más aún en verano.
La responsabilidad de los propietarios de baldíos no se puede soslayar, considerando que el dengue es endémico en Paraguay, por lo cual se deben señalar las obligaciones de las autoridades municipales para el control y las penalizaciones de quienes no limpian o arrojan basura, pero para una convivencia civilizada falta siempre el compromiso ciudadano.
“El Estado debe controlar todo lo que contamina al lago”
San Bernardino tiene verde, agua y cerros que la rodean. Pero es el lago su valor más importante y al mismo tiempo su recurso más frágil. En ese sentido, el peligro constante e históricamente ha sido la contaminación que sufren sus aguas.
El lago es lo más importante, considera el arquitecto Juan José Ardissone, y reconoce que es un recurso que va más allá de San Bernardino, pues abarca una zona geográfica amplia. “Creo que, más que los municipios, es un tema del Estado, entender que San Bernardino es la vidriera turística del Paraguay, y no podemos perder eso por no mantener el recurso que nos regaló la naturaleza. Debe ser una acción del Estado controlar todo lo que contamina, frigoríficos, curtiembres, fábricas, hay muchísimas cosas que lo poluyen”.
Y, aunque parece ser un caso cerrado, el tema del relleno de los humedales del lago no pierde vigencia debido a la preocupación que despertó en la comunidad de vecinos y los ambientalistas. Para la Comuna el tema que ya fue determinado con la aprobación del Ministerio del Ambiente y la resolución de la Corte, como apunta Derlis Chena, secretario general de la Municipalidad: “La Corte dio su sentencia, que el Mades aprobó y nosotros como autonomía municipal hicimos algunas ordenanzas para eso, atajamos dos tres días, pero no podemos ir contra una sentencia judicial”.
La supuesta alteración ambiental se enmarca en un proyecto de urbanización en la Fracción II–San Bernardino, al otro lado de la ruta de Luque-San Bernardino. Frente al sitio donde se cuestionan las obras de relleno, se construye un lujoso complejo habitacional. Las obras de relleno de los humedales del lago Ypacaraí parecen un hecho consumado y un mal precedente para el futuro del lago.