Las altas temperaturas de la estación veraniega empujan a la gente, fundamentalmente de Asunción, a buscar lugares con sombras, agua y verdor; y el Departamento de la Cordillera es pródiga en la posesión de sitios de veraneo, que cuentan con arroyos, cascadas y saltos.
Los visitantes, a parte de disfrutar de la exuberante naturaleza, le dan con todo a los chapuzones, zambullidas y permanencia en el agua, con el afán de amortiguar las calurosas jornadas que se sienten y se sufren.
Varios de los sitios que prefieren los turistas y los compatriotas están ubicados en el distrito de Piribebuy, entre ellos Pinamar, Chololó, Pirareta, Salto Cristal y varios otros, que poseen numerosos balnearios con propuestas y costos para todos; en especial para quienes no deseen alejarse tanto del Departamento Central.
Cientos de familias, vecinos, grupos de amigos y parejas llegan a estos sitios, donde también se dispone de hospedaje, área de cámping y la infraestructura necesaria para quienes deseen quedarse más de un día.
La infraestructura gastronómica también está a la orden del día y en crecimiento, pues los lugareños aprovechan la masiva concurrencia para ofertar minutas, bebidas y mucho más. Además, en la mayoría de los casos los sitios permiten el acceso de alimentos y cuentan con parrillas para quienes no desean quedar sin el clásico asado dominguero.
El Preferido. Desde el año pasado va ganando la preferencia de los visitantes la piscina municipal de dicha ciudad, donde se puede observar y admirar una estructura de piedra reacondicionada, mejorada, asegurada y totalmente remodelada, ahí se destacan los potentes chorros de agua que han sido elaborados y direccionados para que los bañistas disfruten de la fuerza del agua.
Los bañistas destacan que los chorros o cascadas se convierten en una especie de vibrador y masaje natural para el cuerpo de quienes se ubican debajo, regalando al físico algo de frescura, calma, sosiego y una sensación de bienestar, distensión y relax.
La piscina municipal de Piribebuy recibe un gran número de excursionistas de diferentes puntos del departamento y del país, a los que se suman los lugareños –en especial los chicos– que no se resisten al encanto del nuevo espacio de veraneo, abierto todos los días, hasta el atardecer.