13 ago. 2025

¿Corderos o lobos?

Hoy meditamos el Evangelio según San Mateo 10,16-23.

El papa Francisco a propósito de la lectura de hoy dijo: “La palabra de Dios se debe llevar ‘con franqueza, es decir, abiertamente; también con fuerza, con valentía’.

(...) La segunda característica del enviado emerge del pasaje evangélico. Aquí Jesús dice: ‘La mies es mucha, y los obreros pocos. Es necesario por tanto la oración para que el Señor acompañe este sembrar la palabra, para que el Señor riegue la semilla para que germine’”.

Finalmente, del Evangelio emerge una tercera característica que es interesante. Se lee: “Os envío como corderos en medio de lobos”. ¿Qué significa? El verdadero predicador –explicó el Pontífice– es el que sabe que es débil, que sabe que no puede defenderse de sí mismo. El enviado en medio de los lobos, podría objetar: “¿Pero, Señor, para que me coman?”. La respuesta es: “¡Tú ve! Este es el camino”.

Al respecto, Francisco hizo referencia a una reflexión muy profunda de Juan Crisóstomo: “Pero si tú no vas como cordero, si vas como lobo entre los lobos, el Señor no te protege: Defiéndete solo”. Es decir: “Cuando el predicador se cree demasiado inteligente o cuando ese que tiene la responsabilidad de llevar adelante la palabra de Dios quiere hacerse el astuto” y quizá piensa: ¡Ah, yo puedo con esta gente!, entonces terminará mal, o negociará la palabra de Dios: Con los poderosos, con los soberbios.

Para apoyar este pensamiento, el Papa contó una historia (no sé si es verdadera o no –dijo– pero ayuda a pensar). Se refiere a una persona que presumía de predicar bien la Palabra de Dios y se sentía lobo: “Yo tengo la fuerza, no necesito, no soy un cordero”. Después de su predicación, fue al confesionario, y se arrodilló un “pez gordo”, un gran pecador, que lloraba, lloraba, lloraba, por los “muchos pecados” y, arrepentido, quería pedir perdón.

Entonces el confesor, pensando que era gracias a su predicación, empezó a hincharse de vanidad y preguntó al penitente: “Dígame, ¿cuál es la palabra que dije le ha tocado más, con la cual sintió que tenía que arrepentirse?”. Y la respuesta fue: “Ha sido cuando usted dijo: Pasamos a otro tema”. Es solo una anécdota para explicar que cuando el que debe llevar la Palabra de Dios lo hace seguro de sí mismo y no como un cordero, termina mal.

Si en cambio lo hace como un cordero, será el Señor el que defienda a los corderos. Los lobos no podrán.

(Frases extractadas de http://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2017/documents/papa-francesco-cotidie_20170214_corderos-lobos.html)