“Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura“. El Señor nos ha llamado a todos los bautizados para que seamos heraldos de la Salvación que Él ha traído al mundo. Pidámosle que avive en nosotros la conciencia de ser apóstoles en medio del mundo entero.
En la festividad de la conversión de San Pablo, el apóstol de las gentes, la Iglesia nos invita a considerar de nuevo el mandato misionero que el Señor dio a sus discípulos antes de ascender a los cielos.
Predicar el Evangelio significa, ante todo, anunciar la buena noticia de la Salvación a todos los hombres. Es interesante darse cuenta de que el Señor emplea dos verbos en imperativo -“id” y “predicad”-, haciendo ver a los apóstoles que no es posible considerarse seguidor de Jesucristo sin transmitir a los demás con su vida, con su ejemplo y con sus palabras lo que ellos han recibido.
Decía san Josemaría que el apostolado cristiano es “superabundancia de tu vida ‘para adentro’” (Camino, n. 961) una necesidad vital que surge espontánea en las personas que son conscientes del don recibido con la fe y de la llamada a vivir “por Cristo, con Él y en Él”, como recogen las palabras finales de las plegarias eucarísticas de la santa Misa.
De este modo, haciendo vida de nuestra vida el mensaje de Jesús, se comprende el sentido de los imperativos del Señor para la misión apostólica dirigidos a todos los cristianos.
Al igual que a los discípulos que estuvieron con Jesucristo el día de su Ascensión, Jesucristo nos reúne cada día en su corazón. Estamos bajo la protección de sus manos, en la inmensidad de su Amor. Y quiere servirse de cada uno para dar al mundo esa alegría verdadera que le falta. Quiere que seamos testigos de lo que hemos visto y oído, de sus llagas, de su Amor. Que con Él nada se pierde: trabajo, descanso, familia, amigos, pasado, presente, futuro, en Él todo adquiere eternidad.
(Frases extractadas de https://opusdei.org/es-es/gospel/2022-01-25/ y https://opusdei.org/es-py/gospel/evangelio-pascua-soleminidad-ascension-ciclo-b/).