29 mar. 2024

Contra natura

Luis Bareiro — @Luisbareiro

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Mamushkas

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El nivel de pauperización de la oferta electoral ha convertido al escaparate político en un juego de mamushkas, esas muñecas rusas que contienen dentro otra menor y dentro de esta otra todavía más diminuta y luego otra y otra hasta cerrar con una minúscula y encantadora muñequita. En nuestro caso son mamushkas contra natura, juguetes diabólicos que sacamos de la vitrina solo para descubrir que dentro se oculta otro más grande y aterrador, y al interior de este otro aún mayor y atroz.

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La última partida conocida de este juego tiene ribetes kafkianos. Arrancó con la constatación de que las vacunas contra el Covid-19 sí tienen efectos colaterales. La prueba es la ahora ex senadora Mirta Gusinky, quien luego de ser inmunizada experimentó la necesidad irresistible de mentir, asegurando que jamás se había vacunado.

Puede que esta compulsión a la mendacidad se viera estimulada por el hecho de que no le correspondía aún la inmunización por no tener la edad requerida. De alguna manera, sin embargo, la senadora apareció registrada como personal de blanco y paciente imposibilitado de movilizarse, lo que permitió que la visitara en su mansión una cuadrilla de vacunadores encabezada inusualmente por el mismísimo director de la decimoctava región sanitaria, el doctor Robert Núñez.

Por cierto, Núñez es presidente de una seccional colorada y fan en las redes sociales de la senadora Lilian Samaniego, a la sazón líder del movimiento interno al que pertenece casualmente la señora Gusinky.

Cuando los funcionarios de Salud exhibieron el documento que suscribió la senadora tras recibir la vacuna, la mujer se vio obligada a reconocer que mintió… y pidió disculpas por el embuste, no por protagonizar el primer caso de vacunación vip. Quien salió a defenderla fue la senadora Samaniego, reclamándonos que no empatizáramos con una mujer mayor, que está enferma y vive sola. Ciertamente, es difícil que la mayoría pobre y no vacunada del país empatice con una señora que vive sola, pero en una mansión, goza de una dieta parlamentaria, un seguro médico vip y contactos para conseguir ser vacunada cuando no le corresponde.

Como sea, la indignación ciudadana fue tan grande que Gusinky tuvo que renunciar a su cargo… pero no bastó para evitar que quien la sucediera cargara incluso con antecedentes peores. Desde la semana pasada ocupa su curul y goza de sus fueros el colorado abdista Rubén Retamozo, quien fue presidente de Puertos hace unos años. Hasta que asumió como concejal departamental en el 2013 era conocido en su natal Paraguarí como un simple mecánico. En el 2014 declaró ya un patrimonio de 14.000 millones de guaraníes. Para el 2019 agregó otros seis mil millones. Lo acusan de lesión de confianza, producción de documentos de contenido falso y enriquecimiento ilícito, entre otras cosas. Lo dicho: una mamushka del revés.

Para completar la historia, el caso Gusinky obligó a revisar la lista de vacunados y se encontró a otro inmunizado vip, el parlasuriano Celso Troche, de poco más de 60 años. El hombre dijo que estaba haciendo nada –lo cual es lógico dado su cargo– cuando le dijeron que sobraban vacunas si le interesaba inmunizarse. Y ahí fue, a sumarle inmunidad biológica a sus fueros. Ahora sus pares –que están indignados por la mala fama que les hace a los parlasurianos– quieren que también renuncie al cargo. Y acá viene otra vez este juego macabro de las muñecas rusas. Si lo sacan a Troche, asumirá el cargo un pediatra que ha sabido agotar los pasillos de las seccionales, nada menos que el suspendido director de la decimoctava región sanitaria, el doctor Robert Núñez, el benefactor de la señora Gusinky.

Sale el vacunado, entra quien vacunó. Hay, cuanto menos, otros 88 casos bajo revisión y cerca de mil fallecidos que –según los registros– lograron vencer a la parka para vacunarse. ¿Qué habremos de encontrar cuando levantemos cada una de esas mamushkas guaraníes?

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