Vencimos en la lucha para que se hiciera justicia con los 11 presos políticos de Marina Cué en Curuguaty y en medio de esa gran alegría nos unimos a otra lucha contra la existencia en Paraguay de otros presos políticos. Son presos, porque llevan 13 años entre rejas con un juicio y condena llenos de irregularidades y cuya causa se encuentra ya a nivel internacional en el tribunal de los DDHH de la OEA.
Son presos políticos porque contra ellos no han valido pruebas condenatorias, que no las tienen, sino la voluntad de venganza de un grupo con fuerte poder económico, político y de la alta sociedad asuncena.
Son presos políticos en Tacumbú con veinte años de condena más de diez de falta de libertad añadidos.
Sus nombres: Roque Rodríguez, Arístides Vera, Agustín Acosta, Basiliano Cardozo, Simeón Bordón, Gustavo Lezcano. Anote por favor sus nombres, porque durante años, que deseamos sean muy pocos, vamos a nombrarlos.
Todo lo referente a ellos lo tienen en un libro titulado Desde nuestro rincón de lucha (223 páginas), editado en Arandurã Editorial. Sus vidas son un ejemplo de lucha, cada uno con su familia en su chacra campesina y en sus años de privación de libertad por lograrlo y en ayudar a sus compañeros del penal de Tacumbú.
Con este artículo me uno a los que luchan por la libertad de estos seis campesinos presos políticos en Tacumbú. Comencé en marzo del 2017 cuando escribí para su libro el prólogo Grita y no calles.
Allí les decía: “A un ser humano (aquí son seis) que se siente atropellado injustamente en sus derechos de vivir en libertad es lo único humano que se le puede decir. En mis visitas a Tacumbú me he encontrado y hablado con ellos y les he repetido esas palabras. Quiero ahora ser parte de ese grito y de ese silencio roto”.