Se escuchan con demasiada frecuencia reclamos de parte de los asegurados del Instituto de Previsión Social, respecto a la falta de medicamentos, particularmente antihipertensivos e hipoglucemiantes. Esto de por sí es grave, considerando que tanto la diabetes como la hipertensión son dos de las principales afecciones de la población de nuestro país. También con cierta regularidad se denuncia la escasez de medicamentos oncológicos.
Esta situación responde a la mala gestión. La misma que causa que pacientes, como la asegurada que acudió a la previsional para agendar un estudio de colonoscopía y obtuvo un turno recién para dentro de cinco meses, pese a que era urgente. Aquella paciente había explicado a los medios que tenía problemas intestinales y que presentaba sangrados. Sin embargo, el IPS le pidió aguardar cinco meses para un estudio. En esta misma línea, faltan sicopedagogos, fonoaudiólogos y más siquiatras, en el Centro de Especialidades de Salud Integral, especialmente para el área pediátrica, de acuerdo con las constantes quejas.
Además de esta realidad, persiste de forma preocupante otro nivel cotidiano de maltrato a los asegurados. Recientemente un asegurado denunció que no le quisieron agendar debido a que su documento de identidad estaba vencido, cuando que los paraguayos estamos incluso habilitados para votar con la cédula de identidad vencida. O, como el más reciente y vergonzoso incidente que tuvo como protagonista a un guardia de la entidad, quien negó el ingreso al Hospital Ingavi del Instituto de Previsión Social de un trabajador por usar una remera con el logo de Telefuturo. El asegurado logró ingresar al Hospital Ingavi para retirar resultados de los estudios médicos y explicó que estaba usando el uniforme, ya que se dirigía a su puesto de trabajo. El trabajador denunció que recibió maltrato verbal y que lo llamaron “imbécil” e “idiota”, por el hecho de que está totalmente prohibido que la gente de prensa ingrese.
Es un hecho comprobado que la mala gestión y el desorden que imperan en el IPS no pueden ser ignorados con tan solo prohibir la presencia de los medios de comunicación, que además son la caja de resonancia de los ciudadanos que, desesperados, denuncian su impotencia ante la falta de medicamentos y atención.
Paraguay invierte muy poco en salud pública y estamos muy lejos de llegar a una cobertura básica y universal, de hecho, en cuanto a inversión pública somos uno de los peores países de la región. Las carencias en la salud pública se resuelven a través de la inagotable solidaridad comunitaria, con rifas y tallarinadas. Por tanto, en este segmento de atención IPS ha venido fallando gravemente para satisfacer a sus propietarios aportantes.
El Instituto de Previsión Social, al proveer la seguridad social a los trabajadores, cumple una función primordial, en un país donde el empleo es uno de los graves problemas que nos aquejan, junto con el insuficiente acceso a la salud pública. Incluso con sus ingentes recursos no ha podido resolver su problema de mala gestión; lo que nos lleva a otro elemento y es que precisamente por sus recursos se convierte en un objetivo apetitoso para todo tipo de irregularidades y corruptelas por parte de funcionarios deshonestos, venales y antipatriotas, a quienes nunca les ha importado dejar sin un medicamento a un niño con cáncer o sin atención médica digna a un trabajador que sostiene el IPS con el sudor de su frente.
Es urgente comenzar a resolver el desorden y el caos imperantes en la institución más importante de seguridad social. Los paraguayos, y en particular los trabajadores, no deben permitir que esta situación se agrave, por lo tanto deben demandar cambios radicales y urgentes en el IPS.