Con tereré en mano, entre bocinazos de automovilistas que los saludaban, flashes de cámaras y el asombro de los transeúntes, los artistas partieron en la víspera desde Kurusu Pablito, Ypacaraí, rumbo a la Capital Espiritual, como cada 4 de diciembre.
“Hacemos esta peregrinación como forma de agradecimiento por gozar de salud para seguir trabajando. Somos un grupo de artistas que nos dedicamos a animaciones de eventos aquí en Caacupé, ciudad a la que pertenecemos. Solemos estar entre más compañeros, pero esta vez solo dos podíamos y no queríamos pasar esta fecha que ya es tradicional para nosotros”, comentó Arnaldo.
Desafíos. Son cerca de tres horas de plena marcha sobre la ruta 2. Los artistas deben mantener el equilibrio en todo momento, un movimiento en falso, en plena carretera, podría ser terrible para ellos.
“Lo que más nos dificulta es cuando nos cruzamos con vehículos de gran porte. La velocidad con la que pasan cerca de nosotros nos hace tambalear y hay que buscar el equilibrio”, dijo el hombre montado en zancos, hecho de madera y base de goma.
“Además del viento, las zonas donde hay bajadas también son complicadas porque tenemos que estar frenando constantemente”, agregó.
Los jóvenes recordaron que en los primeros años de peregrinación, cuando estaban a punto de llegar al Santuario, uno de los compañeros sufrió una terrible caída al romperse uno los palos sobre el que se sostenía.
Destacaron que solo fue el principio de exitosos años de caminata. “La fe es la que nos motiva a realizar esto cada año y también la buena vibra de la gente durante todo el trayecto”, indicó Pedro.
Al igual que estos valientes zanquistas, numerosos peregrinos van llegando por adelantado hasta la Villa Serrana para reencontrarse con la Virgen. En Caacupé, la Comuna augura que este año se recibirá a una mayor cantidad de feligreses.