Con todo. Siguiendo los pasos de la actual pandemia en el país, la doctora Graciela Russomando, investigadora categorizada con nivel 3 en Conacyt, docente de grado y posgrado, analiza la presencia de la variante delta en el país. Cuenta el caos que vivió cuando le tocaba analizar las muestras para detectar los casos y otras razones que la terminaron hartando hasta renunciar.
–¿Cómo ve la situación de la variante delta en nuestro país?
–Tenemos que seguir cautelosos, de la misma manera, sin ningún tipo de sensación de que va a ocurrir algo peor. Porque la variante delta es comunitaria y al ser comunitaria no generó aún aumento de internaciones o algo más grave.
–¿Por qué se dio el descenso de casos?
–Los casos van bajando porque muestra inmunidad por la infección anterior con la P1 o también las vacunaciones, más el distanciamiento, aunque eso no sea 100% acatado por todos, pero un alto porcentaje de la población sigue las normas todavía, esas tres variables son fundamentales para que ese virus encuentre paredes enfrente y no pueda transmitir con la misma fuerza que lo hizo en mayo de este año.
–¿Cómo ve que se está comunicando sobre esta nueva variante?
–Se están bajando los decibeles. Hace un mes, todo el mundo se rasgaba las vestiduras, la delta nos va a matar a todos, vamos a empezar de vuelta. No solo Paraguay, sino muy sensacionalista a nivel mundial como Argentina. Brasil quedó cauto, incluso su comentario era ver si le sustituía a la variante P1, la de Manaos. Pero realmente se generó un fatalismo por dos cosas: una por la cuestión política yo creo, pero la otra de que la gente se vacune, por favor, y con dos dosis, lo cual en nuestro país no es que no lo hacíamos porque no queríamos, sino porque no tenemos.
–¿Cómo ve lo que se está haciendo?
–Primeramente creo que estamos haciendo poco, creo que tendría que investigarse más, aumentar el número de estudios que estamos haciendo, de todo para que la gente que está infectada, por ejemplo, un asintomático que estuvo cerca de una persona infectada. Ellos tendrían que seguir haciéndose el test de PCR, porque es la única forma que también vamos a bajar caso a caso. Se hace a muy poca cantidad en la población. Tenemos que seguir frenando la transmisión, porque si nosotros seguimos teniendo transmisión también podemos ser causal de variantes. Todos los países tienen bien fuerte su detección de casos. Yo creo que acá se está guardando mucho la guardia con respecto a eso, esperando que la vacuna haga el milagro, pero no sigue una fuerte campaña de búsqueda de casos.
–¿Qué nos puede decir de la campaña de vacunación?
–Por el lado de la vacunación seguimos viviendo de la caridad del exterior, seguimos viviendo de donaciones. Es lo mismo que a mí me pasaba el año pasado cuando decía que no hay reactivos. Quiero que sepan que esta es la misma situación. No había reactivos. Tuvimos que esperar reactivos de diferentes embajadas que regalen a Paraguay para poder seguir trabajando. Entonces en cuanto a eso, creo que el país no es muy serio, con respecto a su real uso de los fondos para insumos, reactivos, seguir haciendo más diagnósticos y también con respecto a las vacunas. Y aleluya que están bajando los casos, pero eso no quiere decir que hay que bajar la guardia.
–¿Qué quiso decir cuando se refirió al Ministerio de Salud como sin ética ni moral cuando renunció en el 2020?
–Básicamente uno de los temas era que no teníamos reactivos y sin embargo, nos exigían a nosotros más análisis. Nosotros quedábamos como los inoperantes. No había tampoco ni un tipo de organización interna de la parte de regiones sanitarias y en la remisión de muestras.
–¿Cómo se daba esa situación en particular?
–Nosotros a los gritos pedíamos que los envíos de muestras sean mejores y venían las muestras chorreadas, los nombres mal colocados, venían en planillas que teníamos que cargar. Varias veces hice esa denuncia interna y nunca escuché una respuesta tampoco. Realmente la forma en que venían las muestras se notaba que faltaba una autoridad técnica fuerte. No del laboratorio central básicamente, porque ellos no tienen esa autoridad sobre las regiones sanitarias. Cada uno seguía haciendo lo que quería aunque técnicamente se debía acceder a lo no correcto. Nosotros teníamos capacidad de 700 muestras por día. Pero venían en una forma que nos llevaba cinco a seis horas simplemente ordenar, elaborar ese sistema de bioseguridad altísimo. Licitaciones frenadas, que sé yo, para mí que no ganaba el caballo del que sería de turno.
–¿Qué otros problemas vio?
–El tema de la secuenciación es una demanda de reactivos del laboratorio central desde junio, julio del año pasado. Nunca le hicieron caso. No le compraron los reactivos, a pesar de tener los equipos más caros. Ahora tienen, porque la OPS les dio los reactivos, algunos pocos les dio el ministerio.
–¿Continúa esa situación?
–Y estimo que habrán cambiado. Lo que cambió cuando salí a finales de julio luego de un desgaste terrible fue la forma de enviar las muestras. Pero no había cambiado el sistema dentro de Vigilancia de la Salud para que lleguen las muestras ya codificadas en una base de datos y nosotros tendríamos el resultado nomás. ¿Saben lo que es recibir por día 700 muestras? Recibirlas en papel, con nombres o número de cédula mal escritos. Aparte de hacer el diagnóstico, cargar 700 muestras era una cosa de locos. Existiendo tanta tecnología, existiendo un Mitic, era algo que yo no podía creer. Más o menos en marzo, abril ya teníamos que tener un sistema informático, donde se cargaba el resultado y la gente a tiempo real ya recibía. Hasta hoy en día la gente no recibe el resultado en tiempo real. Pero nosotros en el Senacsa procesábamos los 500, 700 muestras y los resultados ya estaban a las siete, ocho de la noche. Y nadie recibía después de dos o tres días porque generaron un sistema informático burocrático increíble.
–¿Quiénes eran responsables de esa situación?
–El sistema frenaba todo. Las personas existentes en ese momento no permitían que las licitaciones se hagan porque no salía el que tenía que salir. Y al decir eso no es una sola persona. Es un conjunto de personas que evitan que haya un sistema real. Reitero, las licitaciones no salían, las licitaciones que tenían que ser evacuadas inmediatamente por la pandemia, no salían. A mí me decían que nosotros tenemos un sistema político que los países tienen que ayudar también. Los otros países ya tenían sus propios problemas también, los países ricos, yo creo que no podíamos vivir esperando que nos traigan los reactivos para hacer diagnósticos. Lo más importante era detectar y frenar los casos. Estimo que en la primera quincena de agosto, del año pasado, cuando yo ya no estaba hubo retraso en 10 días, 15 días de entregar informes. Eso porque no había reactivo. No es porque la gente del ministerio, de los laboratorios eran inútiles. Se tomaban las muestras, se acumulaban, dejaron de hacer muchos laboratorios públicos porque no había reactivos. Eso es lo que nunca aceptaron. En gran parte también ese retraso de 10, 15 días, la gente al no recibir resultados y no saber si era positivo o negativo, seguía su vida normal.
ENTREVISTA A LA DOCTORA GRACIELA RUSSOMANDO
Ellos (el Ministerio de Salud) tendrían que seguir haciendo el test de PCR, porque es la única forma que también vamos a bajar caso a caso. Se hace a muy poca cantidad en la población.
Graciela Russomando
Investigadora y docente