“Con esta creciente no hay ninguna actividad, estamos todos parados. Somos muchos los que estamos en el agua”, cuenta Ramona Carrasco, mientras cruza el puente hecho con bolsas rumbo a su hogar, en donde las aguas tomaron el patio y las habitaciones.
Esta situación actual es la que viven alrededor de 40 familias del distrito de Guazú Cuá, distante a 40 kilómetros de Pilar. El agua no solo ha tomado lo que sería el casco urbano, donde sigue constantemente la creciente que llega desde la laguna San Lorenzo. Un buen tramo del camino de acceso a la comunidad se encuentra inundado. “Por ahí no pueden pasar las motos de ningún tamaño”, describió uno de los pobladores.
Algunas familias, incluso con sus animales, fueron reubicadas en el tinglado municipal cercano. Con unas vigas, los pobladores que aún siguen en sus hogares improvisaron un segundo piso en sus gallineros, donde las aves suben para mantenerse fuera del agua.
Una motobomba pequeña se encarga de desagotar algunos lugares. Sin embargo, solo trabaja una hora al día, ya que no cuentan con suficiente combustible, revelaron los pobladores.
“Necesitamos más motobombas y de mayor tamaño para que puedan desagotar rápido las partes que están inundadas”, dijo Carrasco.
Panorama. “Las mujeres y los hombres ya no trabajan. Al estar en el agua y sin trabajo, son muchas las necesidades que tenemos”, revela Ramona. Los hombres que se dedicaban a ser motosierristas y a realizar otras labores del campo, se quedaron cesantes por la inundación.
Las mujeres, que realizaban tareas domésticas, también fueron afectadas. En el caso de Ramona Carrasco, utilizaba el tatacuá para preparar chipas y venderlas a sus vecinos; pero actualmente está rodeado por el agua.
Guazú Cuá es uno de los distritos más castigados por el fenómeno. En la compañía Valle Apu’a, distante a 15 kilómetros de Pilar y donde existen fábricas de ladrillos, 150 personas que trabajaban en este sitio están sin trabajo. “Les estamos llevando asistencia cada tres o cuatro días”, reveló Alfredo Stete, intendente de la capital de Ñeembucú.
Medina es otra compañía con problemas. Una de las zonas críticas es San Juan de Ñeembucú, al igual que el distrito de Tacuara. En todos estos lugares, la inundación ha hecho prácticamente intransitables los caminos. Solo se puede acceder a esas poblaciones con tractor.
El día más crítico para los pilarenses fue el viernes 10 de mayo, cuando cayó la gran lluvia. Según la medición realizada, en poco tiempo se acumularon 400 milímetros.