En el Evangelio del día de hoy, el papa Francisco nos invita a contemplar el dilema de San José: “Renunciar a la cosa más preciosa, a la persona más amada. Pero como en el caso de Abram, el Señor interviene: Ha encontrado la fe que buscaba y abre un camino diverso, un camino de amor y felicidad: “José -le dice-no temas de tomar contigo a María, tu esposa. De hecho, el niño que ha sido generado en ella proviene del Espíritu Santo”.
Este Evangelio nos muestra toda la grandeza de ánimo de José, mostrándolo como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario, denota fortaleza de ánimo, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. Él estaba siguiendo un buen proyecto de vida, pero Dios reservaba para él otro plan, una misión más grande.
José era un hombre que siempre sabía escuchar la voz de Dios, era profundamente sensible a su secreta voluntad, un hombre atento a los mensajes que le llegaban desde lo más profundo del corazón.
José vive además su vocación como custodio de María, de Jesús y de la iglesia. Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto y no tanto al propio. Y es custodio porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad. Y precisamente por eso es más sensible a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, estar atento a lo que le rodea y sabe tomar las decisiones más sensatas”.
(Frases extractadas de http://es.catholic.net/op/articulos/11738/anunc#moda, lhttps://www.pildorasdefe.net/liturgia/evangelio-mateo-1-18-24-papa-francisco-angel-suenos-san-jose-maria-nacimiento-jesus).