08 dic. 2025

Ciudades deben rescatar sus espacios comunitarios

La experiencia del fin de semana en que los paraguayos celebramos la Independencia y el Día de la Madre, en la capital del país, cuando nuevamente la población invadió las calles del centro y se apropió de los espacios públicos, debería ser un llamado de atención para las autoridades. La comunidad está ávida de contar con espacios comunitarios limpios, seguros y gratuitos; la gente necesita conectarse con la ciudad, con el paisaje y con su historia. Asunción en particular debe ser rescatada del abandono al que ha sido condenada.

No es la primera vez que el centro de Asunción se ha visto invadido por familias y grupos de amigos con el anhelo de disfrutar de paseos culturales y gastronómicos, y ser parte de una celebración que logra unir a la comunidad, mucho más allá de las diferencias. La gran experiencia de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia, en el año 2011, es una lección que no ha sido capitalizada por ninguna autoridad, ni del Municipio ni del Gobierno Central.

En el caso de la capital, esta ha venido sufriendo un progresivo proceso de degradación, ante el cual las autoridades de la Municipalidad de Asunción no han sido capaces ni han tenido la voluntad ni el interés de buscar una solución. Por eso, y debido al abandono, el centro y el microcentro se han vuelto espacios sucios, desagradables y peligrosos.

La hace mucho tiempo conocida como Madre de Ciudades sin dudas conoció de mejores tiempos, cuando la retrataban en canciones por sus naranjos y sus flores en sus veredas. Hoy, sin embargo, sus veredas se ven rotas, sucias e irregulares, y el estado de dejadez y abandono del valioso patrimonio histórico del centro de Asunción resulta insoportablemente doloroso. Ya poco queda del rico patrimonio y de las viejas casonas, y las que quedan apenas resisten el descuido.

La capital del país no tiene una sola calle peatonal. Ese es un absurdo que los administradores del Municipio son incapaces de entender. Cada celebración de mayo queda patente la gran necesidad de espacios públicos dedicados a la gente, espacios amables y seguros para las caminatas así como también para los ciclistas. En Francia se creó el concepto de los fláneurs, descritos como observadores de la vida, que en realidad ejercitaban el arte de pasear, incluso existe el verbo flanieren, que describe esta actividad. Esto en Asunción sería imposible, pues se ha convertido en una ciudad que ha involucionado y está organizada en contra de la gente. Pasear simplemente para disfrutar de la ciudad puede ser una actividad muy peligrosa. Si incluso se ha montado una verdadera cruzada en contra de las bicisendas.

La experiencia del pasado fin de semana debe ser asimismo evaluada y capitalizada, pues demuestra que calles peatonales y bicisendas no atentan contra el éxito de negocio alguno, sino todo lo contrario. Si se llegara a promover una calle Palma peatonal, posiblemente sería el inicio del rescate del centro, y de la mano vendrá una mejoría de la economía de la zona. Pero, para que esto sea posible, necesitamos de autoridades y funcionarios verdaderamente enfocados en sus responsabilidades y sobre todo comprometidos con el bienestar de la comunidad.

En el Paraguay, uno de los importantes déficits que padecemos es la falta de planificación de nuestras ciudades; es un gran problema, pues las urbes han ido creciendo en forma anárquica y con frecuencia las prioridades han sido dirigidas hacia el vehículo y no hacia el peatón, es decir, las personas.

Por esta razón nuestras ciudades han sido concebidas sin espacios verdes y sin espacios públicos para la recreación y el esparcimiento de la población, de las familias, de los niños y los adultos; y ha ganado el modelo en el que el concepto urbano y las soluciones solamente están enfocadas en la movilidad del automóvil.

Se debe seguir reclamando al Municipio y a las autoridades del Gobierno Central que se priorice el rescate del Centro Histórico, que se aseguren buenos servicios y seguridad para sus habitantes y los visitantes.

La ciudadanía tiene derecho a disfrutar en los espacios públicos, en los espacios verdes, los parques y Costanera, que deben ser para el descanso y el encuentro de la comunidad. Esa debe ser la meta.