25 abr. 2024

Ciudadanía tiene derecho a vida digna y con bienestar

En momentos en que se debate sobre el hecho de que estamos viviendo en una sociedad quebrada, se debe sumar al análisis las condiciones de precariedad en la que se desenvuelven las personas al movilizarse y el tiempo que se pierde por el caos del tránsito. Nuestras ciudades no están organizadas para el bienestar de las personas, solo para el automóvil. Necesitamos plazas, espacios recreativos públicos seguros para las familias, calles peatonales y un sistema de transporte que no suponga una tortura cotidiana para la ciudadanía.

La cuestión del estado de abandono en el que se encuentra la capital del país puede verse también como un síntoma de un problema mayor: supone la falta de atención de las autoridades a la calidad de vida de la gente.

Mencionamos con frecuencia que Asunción presenta un rostro vergonzante, por la suciedad y dejadez, como pruebas de la desidia de su administración municipal. De lo que no se habla es de la relación que hay entre las condiciones de vida de la gente, las consecuencias de estas precariedades a nivel social, en las familias e incluso en la salud mental.

Asunción, al ser la sede de los poderes del Estado y de las oficinas públicas recibe durante el día a miles de visitantes, quienes cuando cae la noche la abandonan y esta se convierte en una ciudad fantasma. Esto sucede porque estas personas que trabajan de lunes a viernes en la capital, al culminar su jornada laboral deben trasladarse a las ciudades dormitorio, en el área metropolitana y las ciudades del departamento Central, a las cuales llegan después de largas penurias, pues, el caos del tráfico les roba horas de sus vidas.

Esto sucede fundamentalmente porque viven muy lejos del lugar donde desarrollan su vida laboral y también es una característica que en los lugares donde viven carecen de todos los servicios necesarios para una vida digna con sus familias.

Estas condiciones mencionadas se agravan más cuando consideramos que en el Paraguay carecemos de un sistema de transporte público rápido, carecemos en absoluto de un sistema de movilidad urbana que ponga en primer lugar al bienestar del ciudadano. En el Paraguay solamente se planifica para organizar mejor el tráfico vehicular: rutas más amplias, viaductos, pasos a desnivel, proyectos de estacionamiento tarifado, etc. Pero, ni a nivel municipal ni desde el gobierno central hay proyectos enfocados en las personas y sus necesidades.

Vivir en ciudades que contemplen la movilidad urbana integral, es decir, espacios para los peatones, para quienes gustan de las caminatas, calles peatonales, sendas para bicicletas y un sistema que privilegie el transporte de multitudes, es decir, un transporte público que esté pensado en la comodidad y la seguridad de los pasajeros, es un derecho.

Paraguay es una vergüenza a nivel mundial, pues apenas tiene algunas calles peatonales y ninguna de estas se encuentra en su capital. De hecho, cada vez que se plantea peatonalizar la tradicional calle Palma arrecian las críticas y la resistencia de los comerciantes acaba siempre por bloquear cualquier intento. Una calle peatonal es una invitación para no solo realizar caminatas en un nivel deportivo, sino ofrece la posibilidad del paseo recreativo para socializar, para actividades culturales, visitar tiendas y comercios, disfrutar de un paisaje urbano que cuente la historia local y ninguna autoridad de salud dirá que no es saludable caminar. Estos espacios peatonales, sumado a las sendas para bicicletas, espacios verdes de esparcimientos, infraestructura urbana pensada en la gente, en nuestra Costanera, para disfrutar de la Bahía, podrían hacer parte de un esquema que sin dudas sumará calidad de vida a las familias, a los jóvenes y a quienes trabajan en el centro.

Esto mismo debería replicarse en cada ciudad del país. Una sociedad que tiene calidad de vida, con gobernantes que garantizan sus derechos básicos de salud, educación y empleo, será una sociedad que podrá comenzar a sanar sus profundas heridas.

El Paraguay necesita un proyecto de futuro. Pero nada de esto será posible mientras no haya compromiso de parte de las autoridades para darle a los paraguayos la vida digna que se merecen.

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