La fe mueve montañas y piernas. Teniendo como motor su devoción hacia la Virgen de Caacupé, Pedro Pinto recorrió kilómetros para agradecer por este año que se está yendo.
Desde San Martín, partido del Gran Buenos Aires, el peregrino llegó hasta Posadas en tres días de pedaleo, según contó.
Es la segunda vez que realiza este trayecto. La primera fue en el 2019, con un grupo. En esta ocasión lo hizo solo.
Según su cálculo, recorrió 1.600 kilómetros para llegar hasta la Basílica Menor. Aclaró que antes estuvo unos días en su hogar materno de San Pedro del Paraná.
“Es un viaje de agradecimiento. En mi caso tengo la suerte y la bendición de Dios y la Virgen de todos los días, todo lo que me propongo me sale bien. Las veces que pueda venir a agradecer lo haré”, comentó el peregrino que tiene su propia carpintería en el país vecino.
Fueron días de varias horas de estar pedaleando. Contó que no tuvo una preparación previa para llevar adelante el viaje.
“Había días que quería renunciar, pero me hice la idea de que tenía que llegar a mi destino”.
Durante su trayecto lo acompañó un equipo de soporte, entre quienes estaba su papá. También se trajo tres bicicletas, detalló.
Los calambres en las piernas, el calor, el cansancio fueron algunos de los escollos que estaban en el camino, reveló.
“La fe es la que te hace pasar el cansancio. Por más físico que tenga uno, esto no lo vas a poder hacer sin la fe. No fue fácil pero es la fe la que hace que yo esté acá”, dice el peregrino ciclista al describir cómo su devoción hacia la Virgen la trajo consigo pedal a pedal, kilómetro tras kilómetro.
