Esta cifra supone una importante reducción frente al avance del 8,1% que experimentó la economía nacional en 2021 gracias, entre otros factores, al boom de las exportaciones en el marco de la recuperación industrial pospandémica en China y a la baja base comparativa tras el impacto del Covid en los datos del año anterior.
De todas formas, y aunque es cierto que cumplir el objetivo confirmaría la tendencia de ralentización marcada en los últimos años, se trata de una meta relativamente ambiciosa, ya que se sitúa en el extremo superior de la horquilla en la que se movían los pronósticos de los analistas, que la situaban entre 5 y 5,5%. Como es habitual, fue el primer ministro, Li Keqiang, quien desveló esta mañana, desde el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, los pronósticos económicos para 2022 al presentar su informe sobre el trabajo del Gobierno durante la sesión inaugural del pleno de la Asamblea Nacional Popular, la principal cita política anual en China. “Debemos persistir en poner la estabilidad en primer plano y pugnar por un progreso basado en ella. Ante la nueva presión ejercida por el declive de la economía, hemos de situar la estabilización en un lugar más destacado”, aseveró el mandatario en su discurso. Li advirtió del aumento notable de los riesgos y desafíos a los que se enfrenta la economía nacional, pero mostró su confianza en que esta podrá resistir la presión a la baja, avanzará a paso seguro y llegará lejos. EFE