18 abr. 2024

“Chano”, apodo que de pequeño tuvo el flamante primer cardenal

HERENCIA. Lejos del ambiente solemne y adusto, en la familia del arzobispo se respira aire ameno. APODOS. Mientras Adalberto se prueba la ropa de cardenal, su hermano desvela esa chispa familiar.

“Chingolo”, “Chano”, “Chongo”, “Chirulo”. Estos son los sobrenombres que recibieron los hermanos Martínez Flores, la familia de monseñor Adalberto, de parte de su padre, don Aureliano. Este se caracterizó por tener un sobrado y buen sentido del humor; rasgo que cada uno heredó de él.

Esto es lo que rescata de su memoria el menor de los cuatro, Raúl Gustavo, en diálogo con Última Hora, poco antes de viajar a Roma; donde acompañará –el sábado 27– a su hermano en el acto histórico en el que será creado como el primer cardenal del Paraguay.

“Es una historia extraña porque todos llevamos un sobrenombre, un apodo, con ‘Ch’”, comentó Gustavo al indicar que fue el “travieso de mi papá” el que encontraba alguna peculiaridad en ellos y le ponía un mote.

De hecho, la primera en recibir un alias fue su madre, Esmeralda, quien pasó a ser conocida como “Chula”, a expensas de su ocurrente consorte.

“’Chingolo’ es Víctor Osvaldo, el mayor de los hermanos; ‘Chano’, Adalberto, ‘Chongo’ es Óscar Aureliano y yo ‘Chirulo’”, precisó al admitir que nunca le gustó el suyo “porque rima con una grosería; sobre todo en la escuela”.

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Lejos de la atmósfera adusta y circunspecta, se percibe que los hermanos del flamante cardenal –así como el propio arzobispo– conservan la picardía socarrona heredada del padre.

“Te iba a dar una estampa de Chiquitunga, pero solo encontré la de San Roque”, lanzó entre risas monseñor Adalberto luego de digitar unos billetes de 100 mil guaraníes y que desató carcajadas entre los presentes, por la chanza que lanzó, ya arropado con la casulla roja, camino a oficiar una misa en una parroquia barrial de Lambaré.

Gustavo asiente que Adalberto tiene la chispa de don Aureliano. “Es un chistoso que siempre está buscando alguna cuota de chiste en las cosas y mi padre era así, como sección Kachiãi; pero en el buen sentido de la palabra y muy simpático”, compartió.

Los cuatro. Los hermanos Martínez Flores heredaron el buen humor de su padre y la amabilidad de su madre.

Los cuatro. Los hermanos Martínez Flores heredaron el buen humor de su padre y la amabilidad de su madre.

COMIDA “LATINA”

Al arzobispo le gusta cocinar y tiene preferencia por la “comida latina”, tiró su hermano y aclaró que “latina le dice a la comida en lata”. Junto a “Kuki”, su gato, al que de cachorrito –hace 12 años– rescató de Santaní, Adalberto degusta su plato predilecto: pescado, en especial el atún.

“Le encantan el atún, la rúcula; la carne, no, carbohidrato no come. Lo único que sé es que ha cambiado porque con el cardenal Seán O’Malley, su preferido eran las hamburguesas americanas; pero ahora se está cuidando porque los obispos no necesariamente tienen que ser pelados y gordos, pueden ser delgados también”, lanzó con ironía.

Todos sus hermanos –a excepción de él, dice Gustavo– fueron al exterior en busca de un mejor porvenir. Óscar es jubilado de una empresa gastronómica y ahora con su esposa tienen una empresa de limpieza en EEUU, donde están hace 40 años. Víctor, sin embargo, tiene una galería de arte en Guatemala y se dedica a “hacer una especie de cónsul paraguayo”, aunque nunca fue nombrado como tal, “pero sí que es un anfitrión increíble”, afirmó.

La mascota. Kuki, el gato que Adalberto rescató de cachorrito y que se pasea a sus anchas por la casa.

La mascota. Kuki, el gato que Adalberto rescató de cachorrito y que se pasea a sus anchas por la casa.

“Adalberto tomó el camino de la misericordia, increíble; porque nuestros padres enviaron a Estados Unidos a sus hijos –yo no fui, pero los otros sí– en busca de un bienestar económico, algo por el estilo, o de que envíen dólares. Pero, la verdad es que allá Adalberto se acogió a la vida de la compasión, acompañado del cardenal O’Malley que fue su mentor”, repasó Gustavo, quien ya jubilado del ámbito de la publicidad colabora en el Albergue del Buen Samaritano que habilitó –en silencio– monseñor Adalberto hace 15 años, en el Hospital Nacional de Itauguá, donde son atendidos 60 a 70 pacientes dializados.

“Le damos un poco de mejor calidad de vida a la gente que tiene que estar todo el día o día de por medio atada a la máquina de diálisis. Es una pequeña cápsula de amor lo que hacemos en el albergue; no solucionaremos el mundo, pero admiro la visión que tiene Adalberto y su sabiduría”, resaltó.

Él no busca la jerarquía, la jerarquía de por sí le viene por su currículum, con demasiada entrega. Pero, la verdad es que él no se siente así; él seguirá siendo el Adalberto de siempre, ‘Chano’ o pa’i Chano, como le decimos en la familia. Gustavo Martínez, hermano del primer cardenal paraguayo.

Primera dama lleva pantallas de karanda’y

La primera dama, Silvana Abdo, en su arribo a la ciudad de Roma, Italia, para participar del Consistorio en el que se creará cardenal al arzobispo de Asunción, llevará como presente pantallas de karanda’y pintadas con el rojo, blanco y azul de la bandera de Paraguay.

Este será un presente para entregar a los asistentes a las ceremonias , debido a que en los antiguos templos pontificios no cuentan con ventiladores ni aire acondicionado, según indicó la embajadora de Paraguay ante la Santa Sede, Leticia Casati.

Mons. Adalberto Martínez oficiará su primera misa como cardenal en la iglesia de Jesús. en Roma, a las 8:00.

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