Blanca Angélica Talavera Spinzi, joven teresiana, de la sociedad asuncena de los años 60, fue una gran emprendedora. Cultivó un pasatiempo que marcaría su destino en adelante. Incubaba huevos fértiles y criaba pollos en la casa de sus padres, sobre la avenida Mariscal López. Esta pasión fue el interés común que la unió a Daniel Achille Bernard Joseph Ceuppens Van Campenhout, un joven belga, interesado en la avicultura.
La pareja contrajo matrimonio en 1964, en la iglesia San Francisco, en Asunción. La bella novia usó un vestido de corte princesa y gran velo, que sus hijas aún lo guardan. Juntos, compraron una finca a crédito en Capiatá para dedicarse al tambo de vacas lecheras y la cría de aves y engorde a mayor escala. Ambos comenzaron a faenar y vender, primeramente, a las familias que eran clientes de su reparto de leche y a ciertos restaurantes. Poco a poco fueron forjando la actual Granja Avícola La Blanca, productora de pollos Pechugón, procesadora y proveeduría de carnes y lácteos para La Pradera. Palmo a palmo, con mucha perseverancia, construyeron un sólido matrimonio que duró 48 años, y dejaron un gran legado a sus orgullosos hijos Ana, Daniel, Blanca y Violeta, y a sus 11 nietos. Don Daniel fue el primero en partir, en el año 2012, seis años después partió doña Blanca. Sus familiares los recuerdan como visionarios, ejemplos de trabajo, perseverancia y honestidad.