Por Carolina Cuenca carolina@uhora.com.py
Se estudia en el MEC introducir los celulares en aula como herramienta pedagógica. La idea, dicen, es que algunos ejercicios de Química, Física, Matemática y Castellano se realicen usando celulares. La cosa se está estudiando. Digamos que aún no es ley. Y aunque introdujeran oficialmente el “celu”, no es con permiso de uso irrestricto. Algunos chicos ya les están diciendo a sus padres que “ahora sí vale” y es “útil escolar”... No es tanto así.
Se trata de una idea novedosa, sí, pero hay que ser muy sinceros: más allá del celular, la pizarra digital o cualquiera sea la tecnología que se introduzca como “herramienta para arar la tierra”, lo que no se puede olvidar son la semilla y la tierra en sí, por decirlo con simpleza.
Seamos realistas. La tecnología ya está aquí y hay que usarla inteligentemente. Nosotros mismos, como Diario, estamos apoyando al MEC para que también los docentes introduzcan las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en el aula. Pero, estamos conscientes de que esto es solo una herramienta de trabajo. Dominar un medio tecnológico no es el objetivo principal de la educación ni, por sí solo, cambiará el rumbo de la mediocridad y del bajo rendimiento que se nota en todos los estamentos de nuestra educación.
Es la razón, entendida como apertura a la realidad en todos sus factores, la que debe ser despertada. Ese es el verdadero desafío. Si nuestra educación no nos ayuda a descubrirnos personas, a buscar la verdad, a apreciar la belleza; si no nos ayuda a despertar del sueño y de la inercia, usaremos la tecnología como una alienación más. Solo serán juguetes nuevos en manos de algunos niños de diferentes edades.
Mañana volvemos a clases en los colegios estatales. El punto no es si volvemos con el celular o sin él. Lo esencial es volver despiertos, o por lo menos con ganas de despertar a la vida, a la realidad. Ayer nos informaron que el núcleo de la Tierra gira más lento de lo que se pensaba hasta ahora, que una gota de agua puede servir como un gran microscopio, que la Plaza Uruguaya está en estado calamitoso y que crecen las protestas violentas en Medio Oriente contra regímenes autoritarios... ¿Qué dicen los chicos al respecto? ¿Qué posturas van tomando frente a la realidad?
Abrir a la razón a lo que pasa alrededor y poder interactuar críticamente con el ambiente y con los demás para ser más, para servir más, de acuerdo a nuestras capacidades. Esos son los planteamientos que deberíamos hacernos como educadores y como sociedad.
Lograr despertar a los chicos del letargo de la indolencia, del vai vai, de la pornografía, del alcohol, del chismerío institucionalizado, esos son grandes desafíos de la educación. Y todos los caminos reflexivos al respecto conducen a una palabra poco valorada en estos tiempos: sacrificio. Sí, cuando la razón se descubre libre y la libertad se entiende como adhesión al bien, somos capaces del sacrificio que la vida conlleva. Entonces, celulares sí, tecnología sí; pero, sobre todo, razón, reflexión y contacto con la realidad. De otra manera, es solo más de lo mismo.
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