Atrás quedó la niña que había dejado el hospital con 11 años, luego de recibir la donación de un corazón. Aunque tenía que realizar sus visitas semanales postrasplante, esta vez, Miguela Ayala volvió pero ya no como paciente, sino para celebrar sus 15 años de vida.
El salón auditorio del Hospital General Pediátrico Niños de Acosta Ñu tuvo una decoración particular: una torta en el centro y música para ambientar la ocasión. Todo fue organizado por aquellos quienes hace tiempo compartieron la lucha de esperar un corazón para Miguela.
Con un tradicional vestido blanco de quinceañera, aros, el pelo recogido y un maquillaje discreto, Miguela se preparó para la ocasión tan especial que anuncia el ingreso a una nueva etapa de vida.
Junto a sus padres, familiares, amigos y los profesionales de blanco, Miguela disfrutó de su día, comió la torta, bailó el vals y se tomó muchas fotos. “Antes pasaba mal, ahora súper genial”, comentó a NoticiasPy.
Miguela, visiblemente emocionada, agradeció a Dios delante de todos y afirmó que tiene muchos sueños por cumplir. Confesó que uno de ellos es ser futbolista profesional.
La joven, oriunda de Juan Eulogio Estigarribia, Departamento de Caaguazú. Luego de la compleja intervención, retomó sus estudios y hoy en día ya cursa el séptimo grado.
Miguela cumplió el sueño de seguir viviendo gracias a que, en febrero 2015, una familia decidió donar el corazón de un ser querido. En ese momento, ella era parte de la lista de espera del órgano vital, luego de ser diagnosticada con miocardiopatía restrictiva en fase terminal.
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Actualmente, en el hospital hay tres niños que esperan tener la oportunidad de recibir un corazón, a quienes Miguela pidió no perder la fe.