Paradas frente a un improvisado altar, decorado con manteles y globos de colores azules y amarillos, tres mujeres aguardaban –junto a familiares y amigos– el paso de la imagen de la Madre del Perpetuo Socorro, en la esquina de Lomas Valentinas y la avenida Estados Unidos de la capital.
Dari de Martínez, vecina de barrio Obrero, cuenta que hace más de 40 años hacen lo propio y salen a recibir la bendición de la santa patrona de los padres redentoristas.
“La Madre de Jesús representa todo para nosotros: es nuestra madre, nuestro amparo, nuestra intercesora ante Dios”, dijeron casi al unísono María Cruz García y Dari, su vecina de antaño y con quien comparte este ritual de saludar al ícono del amor.
Esta escena de religiosidad popular se reproducía en decenas de viviendas, a lo largo de las siete cuadras, por donde se hizo la procesión que contó con una masiva presencia de alrededor de 2.000 feligreses.
La peregrinación partió del Santuario Nacional de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, ubicado en Blas Garay y Tacuary. Subida al techo de una camioneta, la imagen recorrió las calles del barrio hasta la avenida EEUU, pasando por 2ª Proyectada y Paraguarí, para retomar camino hasta la parroquia central.
Con sus uniformes de gala, alumnos y alumnas de la Escuela del Perpetuo Socorro, el Colegio San Clemente María, y de otras instituciones, acompañaron el peregrinaje. Se repetía el paisaje de familias presenciando la procesión en los pórticos de sus casas, vela en mano y al amparo de imágenes de este ícono bizantino al que se lo venera desde su llegada a Asunción en 1944.
REFLEJO. En plena marcha, el padre Enrique López explicó que el mensaje principal es que la Virgen María “es una mujer real, no una muñeca”.
Dijo eso por todo lo que sufrió Ella en vida: su historia de madre soltera, las calumnias que aguantó y después ver a su hijo, Jesús, condenado a la cruz injustamente.
“María es una mujer real que se puede identificar con tantas mujeres que sufren y por eso siempre digo: No se puede amar a María sin tener en cuenta la situación de las mujeres, en nuestro país o en el mundo, que sufren tanta injusticia y tanta violencia”, expuso el cura párroco, quien fue el concelebrante de la eucaristía de cierre de la fiesta patronal.
Desde el punto de vista teológico –instruyó– se le reconoce a la Inmaculada como la Madre del Redentor. “Y para nosotros eso significa también consuelo y esperanza porque el Perpetuo Socorro es refugio de pecadores y alivio de los enfermos”, repasó.
Luego aparece la emblemática figura procedente de la tradición iconográfica bizantina. “Ese ícono en el mundo occidental es el más original porque es una combinación de tres íconos tradicionales: la Madre de Dios, la Virgen de la Pasión y la Madre que indica el camino que es Jesús”, explicó sobre la imagen venerada como ícono del amor.