28 mar. 2024

Caso González Daher es un desafío a nuestra Justicia

Por casi tres décadas, el clan González Daher manejó los hilos de la Justicia en el Paraguay. Para muchos, particularmente para sus víctimas, ellos gozaban de más poder que las mismas autoridades del Estado, en la era democrática. El poder que los González Daher detentaban se expandía a la política, a la Justicia y al deporte. Que hoy Fernando González Karjallo, hijo de Ramón González Daher, diga que su condena es un “garrote político” por ser ellos “enemigos políticos” es una falacia. No se trata de política sino de Justicia.

El hijo del ex dirigente deportivo Ramón González Daher, Fernando González Karjallo, que había sido sentenciado a cinco años de prisión en carácter de cómplice en el esquema de usura de su padre, presentó recientemente un recurso extraordinario de revisión en contra de su condena y contra la confiscación de sus bienes ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia

González Karjallo argumenta que fue condenado por lavado de dinero “sin que exista” ningún hecho punible precedente de su autoría y sostiene que la sentencia fue “arbitraria y confiscatoria”, y la ha calificado de “un garrote político”.

“Solicito (...) a la Sala Penal tenga la valentía de aplicar la Constitución Nacional y las leyes, estudie, admita, este recurso extraordinario de revisión de una sentencia tan arbitraria y confiscatoria, que deja un nefasto precedente, de cómo el Estado puede confiscar de forma absoluta los bienes y el patrimonio de enemigos políticos y familiares para que, de esta forma, no vuelva a utilizarse como ‘garrote político’ la confiscación”, manifiesta en el escrito.

Ante semejante pedido y semejantes argumentos, sería ideal preguntar a las víctimas del clan González Daher. Una de estas, en conversación con Última Hora, fue tajante en su postura al afirmar que no se pueden separar las responsabilidades de Fernando González Karjallo, ya que este trabajaba en connivencia con su padre. “Ellos trabajaban juntos, estaban en connivencia, estaban en la misma oficina. Yo trataba con ellos. Puede ser una estrategia tirarle la responsabilidad a su papá, pero para él 5 años quedan cortos”, aseguró, agregando que no se puede hablar de persecución política ya que fueron las propias víctimas del esquema las que terminaron denunciando a Ramón González Daher.

La condena fue sin dudas histórica, y el ingreso al Penal de Tacumbú fue un poderoso mensaje contra la impunidad. Poca veces la Justicia se vio tan presionada por las roscas dominantes.

El empresario y dirigente deportivo Ramón González Daher y su hijo Fernando González Karjallo, procesados por lavado de dinero y usura, cumplen su condena en la Penitenciaría Nacional, a pesar de las tantas chicanas y obstrucciones que implementaron a lo largo del proceso. González Daher está condenado a 15 años de prisión por lavado de dinero y usura, y su hijo fue sentenciado a 5.

Los delitos de los que se los acusa son muy graves, y por esto, habiendo sido probadas las acusaciones en el proceso, merecen pagar sus culpas. Sin embargo, de los delitos cometidos por el clan, una de las acciones más execrables ha sido el haber puesto a la Justicia paraguaya de rodillas.

Última Hora investigó y expuso con rigor el esquema de usura y doble cobro montado por Ramón González Daher; según la Fiscalía, concedía préstamos a terceras personas con intereses mayores a lo establecido legalmente, y se aprovechaba de la necesidad de sus víctimas. Pedía garantías desproporcionadas y utilizaba para dichos fines cheques y otros documentos de pago, que luego eran introducidos al sistema financiero, siendo esta su principal actividad comercial. Tras eso exprimía a sus víctimas para obtener mayores beneficios. Todo esto fue posible gracias al poder de su hermano, el ex senador colorado Óscar González Daher, quien como integrante del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y del Consejo de la Magistratura mantenía el control sobre jueces y fiscales.

La Justicia ha comprobado que Ramón González Daher amasó una fortuna de G. 6,5 billones.

Nos encontramos pues ante un nuevo desafío de la Justicia paraguaya. Necesitamos una Justicia que sea igual para todos, que ya no sea como la serpiente, que solamente muerde a los descalzos, como decía monseñor Arnulfo Romero.

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