14 feb. 2025

Cartes se juega su hegemonía

Estela Ruiz Díaz En TW: @Estelaruizdiaz

El país sale a votar hoy a su candidato a presidente de la República en las primeras presidenciales simultáneas. Colorados y liberales eligen la chapa principal con fuerte disputa de votos. El resto de los partidos y movimientos solamente ratificarán a sus candidatos, para cumplir el trámite legal del voto directo.

La madre de las batallas se dará en el Partido Colorado, que a juzgar por las polémicas encuestas tendrá final de bandera verde entre el disidente Mario Abdo Benítez y el cartista Santiago Peña.

En el PLRA, se destacan Efraín Alegre y Carlos Mateo Balmelli, donde también se juega un futuro impregnado por la interna colorada.

El protagonista principal de la jornada electoral es el presidente Horacio Cartes, que hoy se juega la continuidad de sí mismo en el poder. No la de un movimiento interno dentro del Partido Colorado, sino de su predominio absoluto a través de su delfín Peña.

Cartes quiere arrancarse la espina que le dejó el fracaso de la reelección, el mayor golpe político que le aplicaron los disidentes junto a una fragmentada oposición. Esta caída, sin embargo, no mermó su poder. Cuando se creía que perdía y finalmente los colorados que lo aupaban tendrían una mínima participación en la elección del sucesor, él reaccionó e impuso al joven técnico ministro de Hacienda, para colmo con carné liberal, como su candidato. La Junta de Gobierno tuvo que acatar la decisión. Es que previamente se aseguró de cooptar totalmente el partido imponiendo allí al diputado Pedro Alliana, el primer experimento electoral exitoso del laboratorio cartista, quien justamente derrotó la primera rebelión de Mario Abdo.

la épica cartista. A ocho meses de finalizar su mandato, Cartes medirá hoy su gestión por doble vía: una con su candidato y la otra, liderando la lista del Senado. Auscultará si logró seducir a una mayoría colorada a pesar del desdén al inicio de su mandato cuando marcó un distanciamiento de la clase política imponiendo un gabinete técnico, bajo el mando de un gabinete paralelo de gerentes, que ofician hasta hoy como los detentores del poder real, y según varias denuncias periodísticas, involucrados en los grandes negocios del Estado.

En el primer tiempo de su mandato tuvo el apoyo del Congreso en su primera etapa: sacó leyes polémicas como las de APP o la militarización del Norte con voto opositor, así como numerosos préstamos internacionales elevando a límites preocupantes la deuda externa con los bonos soberanos.

Pero lejos de construir consensos y diálogos para seguir adelante en la compleja tarea de gobernar horizontalmente, optó por el camino más corto y prefirió doblegar la corrupción parlamentaria y de otras instituciones con más corrupción. Era el camino más corto en su lógica de patrón/empleado.

Es innegable que en su gestión sobresalen las obras de infraestructura, la prosecución del crecimiento de la economía (consolidando legados de periodos anteriores), mayor inserción al mundo y el aumento de los programas sociales. Pero carga la pesada cruz del crecimiento de la pobreza, la alta deuda externa, el fracaso absoluto en seguridad con el fortalecimiento del EPP y la destrucción institucional.

SOMETIMIENTO. La acumulación de poder que construyó Cartes en este tiempo no tiene parangón con ningún otro presidente de la era democrática. No solo puso bajo su dominio a la ANR, la Corte Suprema, la Fiscalía, a un amplio sector empresarial, sino además metió la cola en los partidos de oposición. El PLRA elige hoy candidato en medio de acusaciones entre colaboracionistas y anticartistas. La izquierda está en profunda crisis por el apoyo del Frente Guasu a la enmienda constitucional y el blindaje en primera instancia al cuestionado González Daher, estigma que intentó borrar ayer destituyendo al senador luqueño del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados tras los escandalosos audios que demostraron que es el padrino de la mafia judicial. El Unace repite candidatos y si hay alguna novedad en sus listas seguirá siendo una sucursal cartista si logra bancas en el 2018.

EL OTRO MENÚ. La disidencia liderada por Mario Abdo es la contrapropuesta colorada, cuya campaña no tuvo la maquinaria exasperante del delfín oficialista. En términos discursivos no supo aprovechar el peso partidario ni su experiencia política frente a un Peña que reclamaba riña pública como boxeador de peso ligero, a sabiendas de la superioridad de su verso.

En varias ocasiones se lo vio desatinado a la hora de confrontar ideas, especialmente en el campo económico. Tampoco tuvo un relato convincente con respecto a las diferencias fundamentales con el cartismo. No fue suficiente aquello de “haré lo mismo, pero diferente”. No se preocupó mucho con las acusaciones sobre su pasado stronista (es nada menos que el hijo de quien fue secretario privado de Stroessner) a sabiendas de que el colorado mayoritariamente tiene pensamiento autoritario. Su lista al Senado tampoco lo ayuda en calidad, así como tampoco logró levantar sospechas de sectores no colorados que temen que con Mario Abdo retorne el poder discrecional de las seccionales coloradas, ese sistema prebendario y clientelar que gangrenó el Estado.

Su discurso se centró en la defensa de la institucionalidad, el verdadero problema de la República como pudo verse en el escandaloso caso González Daher. Pero es un tema complejo y etéreo que pierde frente a las concretas obras viales o viviendas populares que exhibe la gestión Cartes.

La disidencia busca replicar aquella épica elección de Luis María Argaña, quien derrotó en el 1992 a la poderosa maquinaria estatal, empresarial y militar que encumbró a Wasmosy, quien solo pudo imponerse con fraude. Como también lo demostró Lino Oviedo en 1997. De lograrlo, confirmará una vez más que el caballo del comisario siempre pierde, a pesar del dinero, la estructura y el plus de la poderosa billetera presidencial.

La derrota será de Cartes y no de su delfín, quien hasta el momento es un actor secundario de este teatro, con mínima autonomía, que en las últimas horas de campaña ni siquiera tuvo permiso para opinar sobre el escándalo de los audios que puso en aprietos al oficialismo.

Pero de ganar la contienda de hoy, Cartes elevará su poder a la categoría de mito y Peña recién empezará a escribir su historia.

DÍA D. A un día de la interna con final de infarto, el escenario político se vio sacudido con los audios que revelan la mafia político-judicial al más puro estilo del hampa, comandada por el senador cartista Óscar González Daher, quien se vio obligado a renunciar como miembro del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. El Senado se reunió ayer en forma inédita teniendo en cuenta la campaña y le aplicó una suspensión de 60 días, con pérdida de investidura en puerta.

Con los sonoros audios de la manipulación política de los casos judiciales, los colorados van hoy a las urnas para darle más poder a Cartes o restringir su dominio.

En medio de esta guerra electoral, ayer la democracia le cobró una de las facturas más caras a un presidente que no se animó a los cambios profundos y dejó un poderoso mensaje a los candidatos que hoy serán electos: la ineludible tarea de sanear el Poder Judicial con una cirugía mayor que corte los tentáculos políticos y extirpe los tumores más purulentos.