En la homilía realizada en la Catedral de Asunción, el cardenal Adalberto Martínez graficó que así como hubo quien ayudó a cargar su cruz a Jesús, otros hacen lo contrario.
Entre ellos, cuenta a los abusadores de los bienes de la tierra, el agua, el medioambiente que lo contaminan y explotan por más de 30 monedas sin respeto a sus vecinos, según dijo.
“Persiguen a Cristo los que son hipócritas y sepulcros blanqueados, corruptos quedan de comer a sus hijos el pan sucio de sus corrupciones, de robo, violencia, apropiaciones indiscriminadas, sicariatos”, enfatizó.
En dicho listado sumó también a quienes realizan la apropiación indiscriminada de bienes ajenos.
El cardenal tampoco olvidó a los mercaderes de la droga y sustancias que embotan y matan a los jóvenes, que son factores para poblaciones zombies, describió.
“También persiguen a Cristo los que fomentan y defienden las inequidades sociales en defensa de sus propios intereses y en detrimento de los pobres e indefensos”, agregó el cardenal.
Instó además a los feligreses a pedir a Dios resetear el corazón.
“Resetear el corazón significa como conformar nuestro corazón a su corazón (de Dios), porque Él si podrá llevarnos a la originalidad a la que fuimos creados. Y esa es la gracia que pedimos en este día de Gracia”.
Basílica. En la Capital Espiritual de la República, Caacupé, el monseñor Ricardo Valenzuela dirigió el mensaje de Pascua a los fieles presentes en la misa y quienes la seguían por televisión.
Señaló que la fe en la resurrección nos propone pasar de una situación de vida, marcada por el pecado a otra situación de vida.
Esta va marcada por la intimidad, la confianza, la solidaridad, la caridad y la apertura a lo trascendente.
También por la esperanza. “Nos ponemos más allá de la absurda muerte y de las miserias”, expresó.
Puntualizó que creen en un nuevo Paraguay y que debe ser construido entre todos juntos, con la participación de toda la ciudadanía.
“Confiamos en que las autoridades actuales tienen la magnífica oportunidad de dar el nuevo horizonte al Paraguay y deben asumir este desafío y gastar sus energías mejores para un nuevo futuro del país”. Agregó que el punto de partida deberá ser este principio cívico y moral. “No hay desarrollo, sin seguridad. No habrá paz social con inequidades y sin Justicia”, recalcó el obispo de Caacupé.