A diario, vecinos de las ciudades, la capital, el área metropolitana y otras del interior del país, exteriorizan sus reclamos ya sea en los medios de comunicación o en las redes sociales. Las demandas que más resaltan son sin dudas las quejas por la deficiente infraestructura y la falta de efectividad para repararla.
En el caso más reciente se puede mencionar la caída del puente Poncho Pytã, que une las compañías de Rojas Cañada y Toledo Cañada, en la ciudad de Capiatá, en el Departamento Central. Dicha obra lleva casi un mes sin ser reparada, desde la noche del 30 de marzo en horas de la noche cuando se derrumbó, debido a un inusual temblor de tierra, presuntamente. Tras el derrumbe, el jefe comunal prometió que la reparación no tardaría más de 45 días, aunque hasta el momento de acuerdo con la denuncia de los lugareños, en el sitio aún no se han iniciado los trabajos.
Los vecinos de la zona, los principales afectados por el corte de esta vía de comunicación entre las compañías, aseguran que dicho puente ya tenía previamente problemas estructurales, por lo tanto no cayó debido al temblor. El puente Poncho Pytã fue construido hace más de dos décadas, bajo la administración del gobernador liberal Federico Franco; el último mantenimiento a la construcción fue realizado hace dos años, precisamente debido una fisura que esta presentaba.
Ante la caída del puente, actualmente los vecinos cruzan el lugar a pie, por encima de unos precarios pilotes que se erigen dentro de un muy contaminado arroyo, lo cual significa un grave riesgo, el cual aumenta en horas de la noche porque el puente caído ni siquiera está señalizado. En Capiatá los vecinos también se quejan frecuentemente del mal estado de las calles, que muestran enormes pozos de agua servida
Otro ejemplo de reclamos acumulados y desoídos es el de la capital del país. El centro de Asunción, que hace no demasiados años mostraba orgulloso las antiguas casonas que son un patrimonio histórico del país, se encuentra hoy en un lamentable estado de abandono. Muchas de estas derruidas construcciones son utilizadas como improvisados aguantaderos o sitios para marginales y el consumo de drogas. La Municipalidad no tiene un plan para revivir el centro, para promover la restauración de tan valioso patrimonio y para repoblar el histórico centro de Asunción; esto es particularmente decepcionante dada la gran necesidad de vivienda para la población.
Asimismo, la capital acumula similares reclamos al de otras ciudades, referente al deplorable estado de sus calles y veredas, así como también el deficiente servicio de recolección de basura y disposición de los residuos. Sin embargo, el gran reclamo que le gana a otros es el del escaso porcentaje de servicio de desagüe pluvial, que no llega ni al 30%. Los contribuyentes asuncenos –que además de ser escasos– cargan sobre sus espaldas la obligación de tributar por el servicio de desagüe pluvial cada mes, aunque el mencionado servicio no es proporcionado por la Comuna.
Con cada lluvia las calles y avenidas se convierten en una trampa mortal para peatones y automovilistas, y las autoridades municipales, intendente y concejales siguen sin dar respuestas a la ciudadanía.
Este caos por la precaria infraestructura en las ciudades, y la falta de soluciones a los reclamos ciudadanos, es inaceptable. Pero al mismo tiempo muestra la falta de interés y de compromiso de los políticos por trabajar por el bien común. Lamentablemente, el tiempo de campaña electoral y las vanas promesas ha quedado atrás, por lo cual es de temer que los reclamos seguirán acumulados, mientras las autoridades siguen impunes.