Advirtió que para el 2025 se podrían tener alrededor de USD 2.000 millones menos de ingresos, impactando aún más en el sistema cambiario y en toda la cadena productiva y de exportación.
Recordó que en 2023 la soja tenía un valor de USD 500 por tonelada, lo que, haciendo un cálculo por 10 millones de toneladas de producción, se traduce en USD 5.000 millones “que entraban para equilibrar el balance del dólar”. Sin embargo, el precio bajó a USD 360, lo que significa que más de USD 1.000 millones dejaron de ingresar.
“La brecha se agranda, el precio de la soja incide mucho y toda esa masa de dólar que no ingresa puede afectar al tipo de cambio. Es un escenario complejo que hay que sentarse a trabajar”, instó.
En ese sentido, pidió que sector público y privado trabajen en alternativas de solución. Como posibles medidas a mediano y largo plazo, apuntó a buscar más mercados para diversificar.
“Es muy peligroso la concentración, más si es Argentina porque son muy volátiles. Ahí es apuntar hacia Asia y Medio Oriente”, instó. Dijo que les gustaría llegar a las 11 millones de toneladas para achicar esa brecha, pero sostuvo que esto será difícil, ya que es un año de La Niña y los números están ajustados.
“Hay que sumar el problema de refinanciación de deudas del 2022, los productores van a estar apretadísimos. Va a depender de cómo salga la cosecha americana que ahora va a comenzar. Si tiene ese repunte del que hablan, va a caer nuevamente el precio de la soja, además de la demanda de China y los mercados financieros que pueden incidir”, acotó.