Marchas, abrazos solidarios, ollas populares, ruidazos, una multiplicidad de protestas se suceden a diario en Argentina, algunas masivas y otras pequeñas, en una escalada del malestar social producto de la crisis económica y las medidas de austeridad.
“En nuestro barrio la gente está muy mal. Tenemos paciencia, mucha paciencia, pero ¿cuánto tiempo más va a pasar para que la angustia se vuelva bronca? Hay hambre y desesperación, los comedores (populares) desbordan. Los gobiernos cambian y seguimos pobres. La desigualdad es mucha”, dijo a la AFP en una de esas manifestaciones Karina Ceballos, de 43 años.
Profesores y estudiantes protestan periódicamente por malas condiciones edilicias, insuficiente presupuesto o en demanda de mejoras salariales.
En un mismo día esta semana coincidieron a pocas cuadras de distancia una manifestación de “abrazo” al Ministerio de Salud, una concentración frente a la cartera de Justicia y una marcha contra los despidos en la agencia oficial Télam.
El 13 de setiembre habrá una gran movilización de docentes en Buenos Aires y para el 25 fue convocada una huelga general.
“Las condiciones están dadas para un estallido, pero falta un detonante, el caldo de cultivo se está construyendo. El próximo impacto inflacionario va a agravar la tensión social”, dijo a la AFP el analista de opinión pública Raúl Aragón.
Tras el anuncio del presidente Mauricio Macri de un plan de austeridad, el lunes pasado, vecinos de barrios capitalinos organizaron ruidazos en esquinas estratégicas, las mismas donde hace algunos meses protestaron contra el aumento de tarifas y del transporte. “Basta Macri, No al FMI”, son las consignas que se repiten.
La depreciación de casi 50% de la moneda en el año y el alza del costo de vida que se estima alcanzará 40% en 2018, abonan el malestar social frente a un gobierno que prometió derrotar la inflación y alcanzar pobreza cero.
Pero nadie en la oposición política capitaliza por ahora el descontento. “Nadie quiere aparecer como desestabilizador o golpista” cuando se avecinan elecciones en 2019, señala Aragón.
Para Pablo Knopoff, director de la consultora Isonomia, un factor importante de contención está en que la sociedad “no quiere que esto explote, quiere que se solucione”.
“La sociedad hoy todavía quiere que Macri acierte. La economía sería el principal factor de acierto”, apuntó.
La presión sindical en busca de mejoras salariales que compensen el efecto inflacionario no ha cesado a lo largo del año. La huelga general de la mayoritaria Confederación General del Trabajo (CGT) del próximo 25 de setiembre será precedida por una jornada de movilizaciones de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) el día 12.