El apuntalamiento, precario y ya gastado, sostiene la viga cerca del pilar resquebrajado. Hay telarañas en toda la pared y la humedad avanza sin reparos. Las polvorientas puertas que alguna vez estuvieron abiertas al público están cerradas desde hace tiempo. El inmueble se trata de la casa quinta de quien fuera el primer presidente constitucional de Paraguay, Carlos Antonio López.
La penosa imagen del edificio, catalogado como patrimonio histórico y cultural, es apenas una parte del funesto estado en que se encuentran varios sectores del Jardín Botánico y Zoológico de Asunción. El lugar está bajo la administración de la Municipalidad de Asunción y la directora es la empresaria ganadera Maris Llorens, desde el año 2013, periodo de Arnaldo Samaniego.
El interior de la conocida como Casa Alta, donde se encuentran valiosas obras de la época de la independencia, funcionaría ahora incluso como un depósito, según denuncian algunos funcionarios.
Al alejarse de esta edificación y dirigir la marcha por el sendero adoquinado, el visitante encontrará a su paso baldosas resquebrajadas, tejidos caídos y malezas en el entorno.
Como cierto bálsamo actúa el rincón del rosedal que volvió a cobrar vitalidad tras las recientes restauraciones. Pero al avanzar unos metros más, nuevamente el descuido se refleja en lo que alguna vez fue una fuente de agua donde solo quedan yuyales, charcos y herrumbre, en lo que no pudo ser rapiñado de la estructura. Alrededor, unos viejos y deteriorados bancos dan la pauta de que las intervenciones por allí no pasan.
Herbario abandonado. El reflejo de la falta de gestión en los sectores previamente recorridos queda corto con lo perturbadoras que resultan para la vista las condiciones en que se encuentra el herbario Teodoro Rojas, que de herbario solo se conserva su nombre en un pequeño y gastado cartel. La casona cumple todas las características de un lugar abandonado. Paredes resquebrajadas, humedad y malezas de grandes raíces que crecen entre ladrillos y tejas.
Allí ya no existen trabajos sobre botánica, el sector quedó clausurado. En la única sala habilitada se realizan trabajos de embalsamiento de animales, en un espacio precario, insalubre. La estructura del techo se encuentra debilitada por la humedad y en la pared hay rastros de intervenciones paliativas para hacer frente a las fisuras de grandes dimensiones.
En el área del museo de Historia Natural e Indigenista, las valiosas colecciones son albergadas en una estructura colonial ajada, con paredes también resquebrajadas. Una de las antiguas puertas está rota, con pedazos de tablas como parche y un tacho grande de basura colocada en su frente, como disimulando la falta de estética con que quedó.
Zoológico. Para iniciar el recorrido, el visitante se encuentra con molinetes de control de ingreso que no funcionan. “Nunca luego funcionaron”, advierte uno de los encargados ante la consulta de un turista.
Los cercos perimetrales en la mayoría de los sectores ya no están tensados por los tejidos obsoletos. Y como en la vía pública de la ciudad, aquí también, hay baches y capa asfáltica con ondulaciones, como en el caso de los adoquines en el sector de salida y en camineros al costado del también precario baño público.
La concejala Jazmín Galeano (PEN) quien viene denunciando sobre irregularidades en el Botánico y Zoológico, había presentado ante la Junta Municipal, en febrero del 2022, un video de fosas de cadáveres de perros dentro de la propiedad e indicó que sería en el área de cuarentena y clínica veterinaria.
“La disposición de perros y gatos dentro del área es criminal. Es área donde los animales necesitan de cuidados especiales para no contagiar o ser contagiados de parásitos y enfermedades”, desglosó.
De acuerdo con el relato de funcionarios, en la clínica veterinaria no cuentan con instrumentos necesarios. “Es una pieza con jaulitas encimadas. No hay medicamentos”.
Esta hoja intentó obtener la versión de la directora Maris Llorens, pero no contestó llamadas ni mensajes enviados.
En la última sesión de la Junta, ediles solicitaron convocar al jefe de Gabinete del Ejecutivo y al jefe del Museo, a fin de que expongan sobre los trabajos realizados para la recuperación del lugar.