“En Venezuela hay más de 2.000 personas detenidas arbitrariamente después de las elecciones, el líder de la oposición ha tenido que huir, los partidos políticos están sometidos a mil limitaciones en su actuación”, enumeró Borrell en una entrevista con Telecinco.
“¿Usted a todo eso cómo lo llama? Pues naturalmente esto es un régimen dictatorial, autoritario, dictatorial”, continuó el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores al añadir que Venezuela convocó a elecciones, pero “no era una democracia antes y lo es mucho menos después”.
Las declaraciones de Borrell se producen tras las controvertidas elecciones presidenciales del 28 de julio en las que Maduro fue reelegido oficialmente para un tercer mandato de seis años entre denuncias de fraude por parte de la oposición liderada por María Corina Machado y su candidato Edmundo González Urrutia.
Casi dos meses después, el detalle del escrutinio sigue sin conocerse y tanto la Unión Europea como los países de la comunidad internacional han demandado la publicación de las actas electorales tras las votaciones respectivas.
“Cuando decimos el basural de la historia nos referimos al lugar donde está Borrell ahora, de entrevista en entrevista, vocero del mal, una retirada de la política con las manos manchadas de sangre, doblemente fracasado en sus intentos por dañar al pueblo venezolano”, reaccionó el canciller venezolano en un mensaje en Telegram.
Gil además acusó a Borrell de estar “convirtiendo a la Unión Europea en una institución decrépita, colonialista y guerrerista. ¡Pena ajena! decimos acá en Venezuela para referirnos a tan oscuro legado”.
Caldeado. Las elecciones en Venezuela no terminaron bien y, desde entonces, el bloque opositor ha convocado multitudinarias marchas, así como el régimen chavista. También degeneraron en protestas que dejaron 27 muertos, 192 heridos y más de 2.400 detenidos, un centenar de adolescentes entre ellos.
Además, González Urrutia, rival de Maduro en los comicios, abandonó Venezuela y llegó hace una semana a España para pedir asilo tras un mes en la clandestinidad en su país, donde es solicitado por la justicia.
El pasado agosto, el Gobierno venezolano acusó a Borrell de apoyar un “golpe de Estado fascista” en el país caribeño, luego de que publicara lo que Caracas tildó de “sucio comunicado” en el que aseguró que no se ha aportado la “evidencia pública necesaria” para declarar a Maduro presidente reelecto.