Según la prensa local, varios pesos pesados del Ejecutivo, entre ellos su hasta ahora incondicional defensora Priti Patel, ministra del Interior, fueron a Downing Street a decirle que había perdido el apoyo de su Partido Conservador y que no puede continuar.
Según uno de sus asesores, Boris Johnson destituyó en la noche a su ministro de Vivienda, Michael Gove, uno de sus aliados que, según los medios, también habían pedido al primer ministro dejar el cargo.
“El primer ministro está animado y seguirá luchando”, afirmó en Sky News James Duddridge, el asesor de Johnson.
El primer ministro se niega en rotundo a dimitir, según la prensa británica.
“Realmente no creo que nadie en este país quiera que los políticos se dediquen ahora a hacer campaña electoral”, había afirmado previamente ante un comité formado por presidentes de las diferentes comisiones parlamentarias, descartando convocar a elecciones anticipadas.
“El trabajo de un primer ministro en circunstancias difíciles, cuando se ha recibido un mandato colosal, es seguir adelante y eso es lo que voy a hacer”, aseguró también ante el pleno de la Cámara de los Comunes, enumerando sus logros y las cuestiones pendientes, como la acuciante crisis por el coste de la vida.
“PATÉTICO”. El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, lo acusó de dar un “espectáculo patético” en “el último acto de su carrera política”.
Este nuevo capítulo de la creciente crisis política que vive el Reino Unido desde hace meses empezó cuando el martes por la tarde los ministros de Salud, Sajid Javid, y Finanzas, Rishi Sunak, anunciaron casi al mismo tiempo sus dimisiones.
Les siguieron una treintena de miembros del gabinete, de menor rango, en una incesante sangría el miércoles de secretarios de Estado, mientras algunos de sus más fieles colaboradores se esforzaban por defenderlo.
Las renuncias de Javid y Sunak tuvieron lugar horas después de que Johnson se disculpara por enésima vez, reconociendo que cometió un “error” al haber nombrado en un importante cargo parlamentario a Chris Pincher, responsable conservador que la semana pasada renunció acusado de tocamientos a dos hombres, uno de ellos diputado.
Tras haber afirmado lo contrario, Downing Street reconoció el martes que el primer ministro fue informado en 2019 de anteriores acusaciones contra Pincher, pero que las había “olvidado”.
Según un sondeo realizado el miércoles, el 72% piensa que debería dimitir.
El primer ministro sobrevivió a principios de junio a un voto de censura de sus propios diputados, lanzado en un intento por descabalgarlo del poder.
Desde el denominado “partygate” –el escándalo por las fiestas organizadas en Downing Street durante los confinamientos de 2020 y 2021–, hasta la irregular financiación de la lujosa reforma de su residencia oficial, pasando por acusaciones de amiguismo, los escándalos en torno a Johnson se multiplican.