13 jun. 2025

Bordar, un arte que inspira y emociona

Marian Quiroga

El bordado es un arte que permite decorar todo tipo de elementos, con un toque original e innovador. Requiere de concentración, para luego desarrollar de manera automática e instintiva, una rutina de puntadas que crean un ritmo perfecto. Existe una infinidad de ideas para aplicarlas a prendas o a accesorios. Eso es lo que demuestra Elsa Burián de Guggiari a través de sus delicados trabajos que los comparte en su espacio Tebordo.

Para la apasionada bordadora, el arte de utilizar las manos es terapéutico y le permite lograr un diálogo interno con ella misma. “El bordado es un reto para mí. Me da paz y me desconecto, pero también, a la vez, me conecta con Dios, porque hago oraciones cuando bordo”, comenta Elsa, quien se crió en el seno de una familia de músicos. A la habilidosa mujer terminar un bordado le lleva aproximadamente dos días, ya que tiene que elegir los puntos que empleará y las combinaciones de los hilos de colores de su agrado y de su hija Lucciana, a quien la considera como su mayor crítica. “A ella le muestro los colores y me da su aprobación”, expresa. Al culminar un trabajo, refiere que siente una inmensa satisfacción por sus manualidades, que realiza con esmero y delicadeza. “Desde el proyecto ya me ilusiono con el final”, comparte. Creatividad. Elsa se inició en el mundo de los puntos desde pequeña, gracias a las enseñanzas que le inculcaron su madre y sus tías. “Cuando era niña tejía a dos agujas y a máquina”, comenta. Pero su primera y principal obra la realizó con su vestido de novia, bajo las instrucciones de su tía Elayne Urizar, una bordadora manos de hadas, según su sobrina. Con el deseo de obsequiar un regalo especial a una niña que iba a realizar su Primera Comunión, su inspiración fue el diseño de la Virgen Niña. “Tuve el íntimo deseo de orar por la persona para quien bordaba y así proseguí con bordados sobre fotos y otros objetos religiosos”, comenta la artista. Con el tiempo se fue afianzando con su labor artesanal y empezó a bordar diferentes artículos. “Hago los bordados a todo tipo de objetos. No tengo barreras”, refiere y agrega que se considera una profesional autodidacta, ya que va mejorando y probando nuevos puntos cada día. “Si no me gusta como quedó un borado, lo vuelvo a probar”, explica. Piezas primorosas. Cada punto encierra una habilidad y su devoción cristiana. Y así lo demuestra con la belleza de sus trabajos. En ellos emplea varios tipos de puntos, como tallo, cadeneta, pespunte, espiga, margarita, francés, artístico, relleno, araña, entre otros. Los combina entre sí para realizar el delicado bordado en toallas, bolsones, prendas de vestir, cuadros, así como en tapabocas y en fotografías, una innovadora técnica a la que le dio su sello propio. “El primer bordado sobre fotografía fue el que le hice a mi suegra y le regalé en su cumpleaños. Había visto en una página Argentina pero sobre papel y me encantó, probé sobre fotografías y me pareció un trabajo donde la creatividad dispara aún más”, expresa emocionada, con la mente puesta en otras nuevas puntadas.


Emprendedora. Elsa Burián de Guggiari comparte su pasión y dedicación a la hora de elaborar delicados bordados.

Los beneficios del bordado
Elsa Burián de Guggiari, quien además es sicóloga, manifiesta que, según la neurociencia, el movimiento repetitivo de bordar con el sentimiento de crear algo, hace que el cuerpo genere dopamina (el neurotransmisor de la recompensa), endorfinas (que producen una sensación de bienestar, liberadas también durante el ejercicio) y serotonina (asociada con el buen humor). Sus novedosos bordados personalizados pueden ser apreciados en la cuenta de Instagram de