La evaluación resalta que, en ocho años, el BCP logró una transformación significativa en la composición y el manejo de su cartera de reservas internacionales. En 2017, más del 80% de las reservas estaban concentradas en depósitos bancarios, un esquema que limitaba la rentabilidad potencial y exponía a riesgos de concentración.
Hoy, esa exposición se redujo a menos del 10%, dando lugar a una cartera más diversificada y alineada con estándares internacionales.
Según el informe, esta evolución fue posible gracias a un plan integral de diversificación desarrollado junto con el RAMP, que incluyó la adopción de nuevas políticas de inversión, capacitación técnica y la implementación de un marco estratégico para la asignación de activos.
“En colaboración con el RAMP, el Banco Central continúa logrando avances sustanciales en la diversificación de su cartera de reservas, la modernización de sus prácticas de inversión y el fortalecimiento de su marco operativo, lo que se traduce en una mayor rentabilidad a largo plazo y una mayor liquidez y seguridad de su cartera, y una posición financiera más sólida para el Banco Central y el país”, señala el BM.
De acuerdo con el informe, el BCP invierte en una combinación más amplia de instrumentos financieros, como bonos de organismos supranacionales, deuda soberana de alta calidad y activos del mercado monetario, que ofrecen mayor seguridad, liquidez y retornos sostenibles.
“La transformación de la cartera de reservas internacionales del BCP representa un hito importante para la estabilidad financiera del país”, señala el documento.
El proceso de revisión impulsado junto con el RAMP se concentró en modificar esa estructura. Uno de los primeros pasos consistió en actualizar las políticas y directrices de inversión del BCP, con apoyo técnico y capacitaciones.
En 2021, el Directorio del BCP aprobó una nueva política de inversión. A partir de esa base, se definió una estrategia de asignación de activos que divide la cartera en tres tramos: capital de trabajo, liquidez e inversión, y cada uno con diferentes horizontes y requerimientos.
El informe indica que, con esta estructura, se introdujeron índices de referencia específicos para cada tramo, principalmente mediante índices de bonos gubernamentales. Además, se iniciaron procesos de capacitación para que los equipos técnicos pudieran replicar y luego gestionar carteras siguiendo estos nuevos lineamientos.
MÁS AVANCES. En los años siguientes, la banca matriz empezó a invertir en instrumentos considerados de mayor calidad crediticia, como bonos emitidos por entidades soberanas, organismos multilaterales y agencias internacionales. Como resultado de esta estrategia, la participación de los depósitos bancarios se redujo a menos del 10% del total de las reservas.
También se implementaron mecanismos para la medición y monitoreo de riesgos financieros y operativos. A través de talleres técnicos, el personal del BCP fue entrenado en el uso de métricas cuantitativas. Estas herramientas fueron incorporadas a los informes internos y sirvieron como insumo para el desarrollo de nuevas directrices.
En términos operativos, el informe señala que el Banco Central adoptó plataformas electrónicas para la negociación, registro y liquidación de transacciones, y que mejoró sus sistemas de información y procesos administrativos. El RAMP también brindó asesoría para la selección de proveedores privados, como custodios o sistemas de gestión de inversiones.
El documento concluye que el BCP continuará desarrollando sus capacidades en diversificación, gestión de riesgos y uso de herramientas de análisis. El programa RAMP prevé seguir acompañando estos procesos mediante asesoría técnica, actividades de capacitación y la conexión con otras instituciones públicas que participan de la red global del programa. El Banco Mundial considera al caso paraguayo como un ejemplo del impacto positivo que pueden tener las prácticas modernas de gestión de reservas en economías emergentes.