El trabajo por lograr una sociedad que ya no promueva ni ampare ni justifique la violencia contra las mujeres debe ser cotidiano. Sin embargo, este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es una ocasión ideal para reflexionar sobre este drama que nos afecta tan cercanamente, y reclamar del Estado paraguayo políticas públicas que sean realmente aplicables y que sirvan para crear conciencia y detener esta epidemia.
Es bien sabido que el machismo es un producto cultural, y como tal se manifiesta en diferentes niveles y formas de violencia que son ejercidas por el hombre, en formas explícitas y otras implícitas, y con demasiada frecuencia de manera extrema culminan con el asesinato de una mujer.
La sociedad debe entender que cuando se habla de violencia no se habla solo de aquellos golpes y agresiones que dejan huellas sobre el cuerpo, con heridas visibles, sino que también se manifiesta de otras maneras. Como bien lo define la Ley 5777 “De protección integral de la mujeres contra toda forma de violencia”: “Violencia contra la mujer: Es la conducta que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, sicológico, patrimonial o económico a la mujer, basada en su condición de tal, en cualquier ámbito, que sea ejercida en el marco de relaciones desiguales de poder y discriminatorias”.
Pero, a pesar de que en el Paraguay contamos con la Ley 5777, que establece –entre otros puntos– penas de cárcel de 10 a 30 años para los feminicidas, seguimos teniendo casos como los de la pasada semana, que nos demuestran que todavía queda mucho por hacer.
39 mujeres fueron víctimas de feminicidio hasta hoy, y esta es sin dudas una de las estadísticas de las que la sociedad paraguaya nunca podrá sentirse orgullosa. Porque nada justifica la agresión a otro ser humano, como se da dentro de la cultura machista en la que los hombres golpean a mujeres y, en casos extremos, las asesinan, dejando muchas veces niños huérfanos.
El 25 de noviembre es considerado el homenaje mundial a las hermanas Mirabal, tres activistas que militaron contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana.
Las hermanas fueron detenidas, violadas y torturadas, y fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960. Por eso, desde el año 1981 el día 25 de noviembre se ha convertido a nivel mundial en una jornada para reflexionar sobre la violencia que sufren las mujeres.
El Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer debería ser para los paraguayos una jornada para crear conciencia en la sociedad. Las autoridades deberían recordar la responsabilidad que tienen en reforzar las políticas públicas para luchar contra todo tipo de violencia. Al mismo tiempo, cada poder del Estado debe redoblar sus esfuerzos para que las personas que están en riesgo de sufrir violencia, o la sufren, tengan la atención adecuada, puedan recurrir a la Justicia y los servicios les otorguen toda la atención y el apoyo que se merecen.
El respeto a la vida y a la dignidad de todo ser humano es un principio que no puede ser transgredido, y las mujeres tienen derecho a vivir una vida libre de violencia.