“El derecho de la nación turca a Santa Sofía no es menor que el de quienes la edificaron hace 1.500 años; es incluso mayor”, dijo el mandatario durante un discurso transmitido en directo por la cadena NTV, en el que proclamó formalmente el nuevo estatus de mezquita del monumento estambulí.
Horas antes, el máximo tribunal del país, conocido como Danistay, había declarado inválida la decisión ministerial de 1934 que secularizó el edificio y le asignó el estatus de museo, al considerarla no ajustada al derecho. Momentos más tarde, un decreto presidencial firmado por Erdogan se publicó en el Boletín Oficial del Estado, traspasando la titularidad del edificio del Ministerio de Cultura, que la tenía hasta ahora, a la Diyanet, el organismo público que gestiona las mezquitas.
SEGUNDA CONQUISTA. A las 20:53 hora local (17:53 GMT), un guiño al año de la conquista, Erdogan anunció formalmente en televisión la nueva condición del edificio, Patrimonio de la Humanidad desde 1985.
El jefe del Estado relató con detalle la entrada triunfal del sultán otomano Mehmet II en Constantinopla y su rezo en la mezquita, dibujando un paralelismo con su decisión de abrir nuevamente el edificio al culto musulmán.
Calificó de “injusta” y “traición a la historia” la decisión ministerial de 1934 y celebró que, al anularla, “Turquía ha enjugado una vergüenza”.
EXIGENCIA DE ISLAMISTAS. Además, citó un poema que califica la reapertura de Santa Sofía al rezo como “la segunda conquista de Estambul”, un concepto frecuente en los círculos ultranacionalistas-islamistas de Turquía, que llevan años exigiendo poder orar en el edificio. La exigencia no es nueva, pero hasta ahora se limitaba a círculos marginales del nacionalismo islamista.
Hace apenas un año, incluso Erdogan calificó de “juego político” la exigencia de abrir Santa Sofía al rezo musulmán, descartando esta medida. El primer rezo se efectuará al mediodía del próximo viernes 24 de julio y, hasta entonces, se “preparará” el espacio para la plegaria, anunció Erdogan.
El monumento estará abierto a cualquiera, musulmán o no, y la entrada será gratuita.
CONSTRUCCIÓN. Santa Sofía o Hagia Sophia fue construida por el emperador romano Justiniano I en los años 532-537 en el lugar de la antigua catedral de Constantinopla, destrozada por un incendio.
Hasta 1453, cuando los otomanos conquistaron la ciudad, fue la sede del Patriarca de Constantinopla –con la excepción del periodo 1204-1261 cuando la capital bizantina estuvo ocupada por los cruzados–; a partir de entonces y hasta 1934 fue su principal mezquita.
En 1934 el presidente turco Mustafa Kemal Atatürk, la convirtió en museo.
La antigua basílica forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco y es una de las principales atracciones turísticas de Estambul con 3,8 millones de visitantes en 2019
Fuerte rechazo internacional a la decisión
Un fuerte rechazo en el mundo occidental y cristiano provocó la decisión de Turquía de convertir en mezquita la basílica de Santa Sofía. La Iglesia ortodoxa rusa lamentó la medida y advirtió de que este paso puede tener “graves consecuencias” para la civilización humana. Nikolái Balashov, portavoz de la Iglesia rusa, aseguró que “tendrá repercusiones negativas para la paz interreligiosa y el entendimiento entre los pueblos, incluidos los de Rusia y Turquía”.
La Unesco, por su parte, “lamenta profundamente” la decisión de modificar el estatuto de museo de la antigua basílica de Santa Sofía en Estambul para transformarla en mezquita sin un “diálogo previo”, aseguró la directora de esa organización, Audrey Azoulay. Estados Unidos se mostró “decepcionado” y llamó a garantizar el acceso a todos los visitantes.
El Gobierno y toda la plana política de Grecia calificaron de “desafío” la decisión de convertir en mezquita la antigua basílica bizantina, símbolo de la cristiandad. La ministra de Cultura, Lina Mendoni, aseguró se trata de un “desafío evidente a todo el mundo civilizado que reconoce el valor único y la universalidad del monumento”.