09 may. 2025

Barack Obama, un político que busca unir mundos distintos

Este joven hombre de color que golpeaba puertas y trataba de difundir su mensaje está haciendo historia como el primer candidato negro a la presidencia de los EEUU en las elecciones de noviembre.

Por Sharon Cohen, de AP
CHICAGO, EEUU
Llegó a Chicago hace más de dos décadas como un joven idealista, que quería ayudar a los pobres y, tal vez, escribir libros.
Barack Obama no sabía nada de cómo se manejaban las cosas en la ciudad, famosa por la rudeza que dominaba la política, pero sabía escuchar y aprendía rápido. Le gusta-ba hablar de los cambios sociales.
Ingresó a la política por el peldaño más bajo. Como militante de base, peleó por preservar los trabajos en la deprimida industria metalúrgica, por mejorar los servicios públicos y por todo aquello que ayudase a mejorar la vida de los pobres.
Este joven que golpeaba puertas y trataba de difundir su mensaje, está haciendo historia como el primer candidato negro a la presidencia por un partido grande.
Es un paso gigante en un recorrido que lo llevó desde exóticos rincones de Hawai e Indonesia a un mundo privilegiado en Cambridge, Massachusetts, a los barrios pobres de Chicago y, finalmente, a los corredores del poder en el Congreso.
SUPERAR DIFERENCIAS. Fue en Chicago donde Obama aprendió a formar coaliciones, comprendió el valor de transar y la necesidad de superar diferencias, factores que, asegura, lo ayudarán en la Casa Blanca. En esta ciudad, Obama se hizo primero militante de base y luego político de proyección nacional.
Lo logró aprovechando las lecciones que aprendió al incorporarse a la política como elemento marginal y su capacidad para insertarse en mundos que no eran el suyo.
Desde el comienzo Obama unió distintas culturas. Su padre, llamado también Barack Obama, era un keniano de raza negra de una pequeña aldea que logró una beca para estudiar en la Universidad de Hawai. Su madre, Stanley Ann Dunham (cuyo padre siempre quiso un varón), era de raza blanca y tenía 18 años cuando se conocieron.
“BENDITO”. Barack -que quiere decir “bendito” en árabe- nació el 4 de agosto de 1961. El matrimonio de sus padres duró poco.
Su padre fue a estudiar a Harvard cuando su hijo tenía dos años y regresó una vez, ocho años después.
Por entonces, Obama ya había vivido en Indonesia, la tierra de su padre adoptivo, Lolo Soetoro, otro estudiante universitario que su madre conoció en Hawai. En Indonesia, Obama experimentó las duras realidades de la pobreza del Tercer Mundo.
Regresó a Hawai 4 años después y vivió primero con su madre y luego con su abuela materna, una señora de Kansas que también se había radicado allí. Hoy, Maya Soetoro-Ng ve características de esos tres familiares en su medio hermano.
De su madre, dice, Obama “heredó su capacidad para construir puentes entre la gente y mantener una mente abierta; también heredó su espíritu aventurero, su curiosidad y su altruismo”.
Su abuela Madelyn le dejó su “sentido pragmático, su buen juicio, su capacidad de mantener la calma durante una tormenta”.
De su abuelo Stanley le quedó “su pasión por la vida. El abuelo vivió a plenitud, con un gran entusiasmo y un gran sentido de las posibilidades”.
UNO MÁS. En Hawai, Obama fue uno más. Y al mismo tiempo alguien atípico. Estudió con becas en la Punahou School, una renombrada academia privada de Honolulu.
El niñito regordete que coleccionaba historietas del Hombre Araña y de Conan el Bárbaro se transformó en un adolescente que escuchaba a Earth, Wind & Fire y al saxofonista de jazz Groover Washington Junior, se movía en un viejo Ford Granada, jugaba al golf, al poker, cantaba en un coro y colaboraba con el boletín literario de su escuela. Le encantaba el básquetbol e integró el equipo que ganó el campeonato en su último año en la secundaria.
También tenía un lado reflexivo que trataba de conciliar sus orígenes raciales. Su grupo de amistades era muy diverso y él y otros dos estudiantes negros se reunían semanalmente en lo que se conoció como “el rincón étnico” de Punahou.
“Queríamos compartir nuestras experiencias y aprender el uno del otro. Además, era el único lugar donde nos sentíamos seguros”, dijo Tony Peterson, uno de los integrantes del trío. Hablaban de las relaciones con las muchachas de otras razas, de los estudios y, probablemente, “de si veríamos un presidente negro algún día”.
Una vez concluida la secundaria, Obama cursó estudios en el Occidental College de Los Angeles y en la Columbia University de Nueva York. Se graduó y desempeñó algunos trabajos, entre ellos uno como redactor de una publicación financiera. Luego encontró un trabajo en otra ciudad, que cambiaría su vida.
MODESTO SUELDO. Obama llegó a Chicago en 1985 con un mapa de la ciudad y un empleo como organizador comunitario. Tenía un sueldo modesto de poco más de 10.000 dólares anuales y suficiente dinero para comprarse un Honda desvencijado.
El haber vivido en el exterior lo ayudó a adaptarse al nuevo medio y a solidarizarse con los desposeídos, la persona que lo contrató para trabajar en el Developing Communities Project. Su misión fue organizar las parroquias negras del South Side, un barrio pobre sacudido por la pérdida de trabajos.
“No tenía problemas en enfrentarse con los poderosos y en discutir sobre cualquier tema”, expresó Kellman. “Cuando hablaba con alguien en persona, se comportaba con mucha corrección. Era muy bueno tratando de buscar soluciones a conflictos.”
Obama comenzó a escribir cuentos cortos basados en sus experiencias en Chicago.
En esos tres años como activista comunitario, se hizo más pragmático y pensó mucho en su padre, un empleado público en África.
“Pensaba que su padre era demasiado idealista y que no había conseguido lo que quería”, expresó Kellman. (Obama escribió posteriormente que su padre, quien falleció en un accidente automovilístico, había sido un “hombre amargado”.)
Obama se fue de Chicago tras ser aceptado en la Facultad de Leyes de Harvard. Pero prometió que volvería.
UN CONCILIADOR. En Harvard era mayor que el grueso de sus compañeros y entró en contacto con una institución que forma a los miembros de la elite del país, futuros jueces de la Corte Suprema, magnates, senadores y presidentes.
Ex compañeros y profesores lo recuerdan como alguien de muy buen juicio, un conciliador que podía ver los dos lados de cualquier tema.
Hubo dos momentos clave en la vida de Obama en la universidad: cuando conoció a otra estudiante, Michelle Robinson, con la que más adelante se casaría y quien le daría dos hijas, Malia y Sasha, y cuando fue elegido el primer presidente negro del Harvard Law Review, probablemente la publicación legal más prestigiosa del país.
Tras completar sus estudios, le llovieron ofrecimientos de trabajos bien remunerados. Pero Obama tomó otra dirección.
Regresó a Chicago, para trabajar con una pequeña firma especializada en derechos civiles.
Dirigió una campaña para enrolar gente en las elecciones y dio disertaciones en la Facultad de Leyes de Chicago.
ES SENADOR DESDE 1996
En 1996 fue elegido senador estatal y se hizo fama de persona pragmática, capaz de llegar a acuerdos con otros sectores.
Algunos legisladores lo consideraron un tanto arrogante. Y su estilo irritó a algunos, ya que no usa la retórica típica de los políticos negros.
No faltó quien cuestionó su identidad racial y dijo que no era lo suficientemente negro.
Con tres años de experiencia en la legislatura estatal, intentó arrebatarle su banca al representante nacional republicano Bobby Rush y sufrió una gran derrota.
Dos años después llegó al Senado nacional, impulsado por la popularidad que le dio un conmovedor discurso en la convención nacional demócrata del 2004.
Parecía que todo lo que tocaba se convertía en oro: publicó dos libros muy vendidos, recibió dos Grammy por las versiones grabadas de esos libros, apareció en las tapas de revistas y fue invitado a numerosos programas de televisión.
LLEGÓ A LA META
En febrero del 2007 se fijó otra meta ambiciosa, la candidatura demócrata a la presidencia, que resultó una batalla intensa de 16 meses, en la que movilizó a multitudes, recaudó 265 millones de dólares, una cantidad sin precedentes, y venció a la ex primera dama Hillary Rodham Clinton, quien había arrancado como la favorita y que ayer en medio de aplausos se retiró y pidió apoyo para Obama.