A partir de entonces la voz de la torre de control le instruye que se incorpore a un tramo a favor y que reporte el final, a lo que desde la avioneta responden “volveré”. Efectivamente, la avioneta retorna. Ahí la controladora de la torre le confirma que la pista se encuentra despejada y le da la advertencia de probar el funcionamiento de las ruedas para el aterrizaje, a lo que el piloto responde de manera positiva y lo último que alcanza a decir es “01 final de la (...)” y se corta la comunicación.
Luego, la persona que está en la torre de control ve la humareda y consulta si es del tránsito o la avioneta, y acaba confirmándose que se trataba de la aeronave.
La repuesta lo da otro piloto que debía aterrizar detrás del Cessna 402, quien confirma la caída de la avioneta y escucha a la profesional de la torre decir: “Así es comandante, vi un descenso brusco y no quise creer”.
La avioneta de las Fuerza Aérea Paraguaya (FAP) se precipitó a tierra a las 14:35, cuando estaban descendiendo, a unos 300 metros de altura y a 1.500 metros en línea recta de la pista del aeropuerto internacional.
La conversación entre la torre de control y el piloto se escucha tranquila y normal, como que todo estaba bajo control, con las condiciones dadas para un aterrizaje exitoso, hasta que se cortó la comunicación. La tragedia aérea dejó como saldo siete fallecidos y un sobreviviente.