Estudios académicos con fuerte sustento econométrico sobre los determinantes de la inversión extranjera directa (IED), como encuestas realizadas a ejecutivos de empresas transnacionales, dan cuenta de que la llegada de estos recursos externos depende de múltiples factores, algunos de ellos por fuera del manejo de la política interna de los países.Un grupo importante de estos trabajos señalan que variables relativas al contexto internacional ocupan un lugar preponderante, como la situación de la economía estadounidense y de los países de la Unión Europea o la vigencia de tratados internacionales.
Un segundo grupo de determinantes relevantes se encuentra en el ámbito interno de los países: la calidad y el cumplimiento de las normas, la oferta de trabajo calificado y el acceso a servicios públicos, como energía, sistemas viales y de transporte, agua. Un tercer grupo de variables tiene impacto marginal, pero de todas formas debe ser considerado como la seguridad física o los riesgos de terrorismo, la posibilidad de desastres naturales, entre otros.
Por otro lado, los objetivos de atraer IED son varios, no solo la entrada de divisas. Entre los principales se encuentran la transferencia tecnológica, la generación de empleo, la innovación en prácticas laborales y procesos productivos y el desarrollo de sectores auxiliares y de nuevos mercados.Si se tienen en cuenta los factores que atraen y los objetivos que se esperan de la IED, es claro que la reducción de impuestos no solo es insuficiente, sino sobre todo costosa para el país. Desde esta perspectiva, apelar a un instrumento como los impuestos bajos sin una estrategia clara que incluya su mecanismo de evaluación puede llevarnos a un saldo neto negativo, en el que perdemos más de lo que ganamos.La reducción de impuestos limita la posibilidad de invertir en políticas para mejorar las condiciones que el país necesita justamente para atraer IED.
Por otro lado, al no haber una buena evaluación, probablemente, las inversiones logradas se hubieran realizado aun con impuestos más altos. Cualquier política pública debe diseñarse con información rigurosa y evaluarse periódicamente. De otra manera, el riesgo de ineficiencia e ineficacia aumenta y con ello la pérdida de recursos públicos y la posibilidad de un crecimiento sostenido a largo plazo y de un tránsito hacia el desarrollo. La atracción de inversión extranjera directa debe contribuir a los objetivos del desarrollo y contar con una política transparente que muestre con claridad que los beneficios son superiores a los costos.