El arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela Mellid, criticó duramente al Gobierno del presidente Mario Abdo Benítez por amenazar la libertad religiosa al limitar a 20 la cantidad de participantes en las misas, como parte de la fase 3 del protocolo sanitario por el Covid-19. El Gobierno, entretanto, sigue firme con la decisión.
“Hoy también vuelven a amenazar la libertad religiosa la corrupción y la necedad del poder. Un sector del poder político que se ha corrompido gravemente y quiere someter a la Iglesia con arbitrariedades, con humillaciones, mientras se dedica al robo, a la malversación, al tráfico de influencias hasta niveles exasperantes”, sostuvo el religioso durante la celebración eucarística de la solemnidad de Corpus Christi, que se realizó ayer en la explanada de la Catedral. Entre quienes amenazan la libertad religiosa, según el arzobispo, se encuentran además los que juzgan que la Iglesia sería irresponsable si en un gran templo participaran más de 20 personas, porque generaría “contagios masivos”. Sostiene que la arbitrariedad de limitar la presencia de personas en las actividades religiosas, en el culto en los templos e iglesias no tiene nada de ciencia ni comprensión de la verdad y que los pastores y fieles exigen objetividad. “Pero el pueblo creyente no responderá con odio o anarquía a esta afrenta, sino con perdón, con oración y con sacrificio. Denunciaremos, eso sí, pero no responderemos con la misma moneda de iniquidad”, afirmó. El arzobispo metropolitano aprovechó la fiesta de Corpus Christi para escrachar al viceministro de Atención Integral de la Salud, Dr. Juan Carlos Portillo, señalando que no tiene o ha perdido la fe al afirmar que la misa es “para dar alivio sicológico a los fieles y quienes necesiten encontrar algún refugio en la fe”. “Con esas respuestas se descalifican en materia de fe cristiana”, apuntó. Asimismo, recordó que la Iglesia ayudó durante la cuarentena total para evitar el contagio masivo del Covid-19. “Durante todo este tiempo hemos formado un solo cuerpo (…), hemos sido un solo cuerpo en la caridad, mediante la solidaridad de miles de voluntarios para dar de comer a los que perdieron el trabajo y que tienen hambre, en los asentamientos, en los barrios más necesitados, en los Bañados de nuestra ciudad”. Más tarde, sobre el enojo del arzobispo, el Dr. Portillo dijo en medios locales que prefiere eso a un reclamo por el número de muertos que podría darse.
MOLESTO. Mons. criticó duramente que se limite la presencia de los fieles en cultos.
NUEVA AMENAZA A LA SALUD