06 sept. 2025

Argentina y Uruguay vuelven a chocar por la papelera Botnia

El diferendo resurge el conflicto entre los países vecinos del Río de la Plata por una pastera ubicada en la frontera con la Argentina, que denuncia que Botnia contamina e infringe lo ordenado por La Haya.

Casi dos años después del fallo internacional que pretendía poner fin al largo contencioso por la fábrica papelera Botnia, el conflicto ha vuelto a las portadas de los diarios a ambas orillas del Río de la Plata, haciendo revivir a uruguayos y argentinos un largo desencuentro, según un corresponsal del diario El Mundo, de España.

Durante años, la localidad uruguaya Fray Bentos y la argentina Gualeguaychú, que se unen a través de un puente, estuvieron incomunicadas: los argentinos decidieron cortar el puente que comunicaba ambas ciudades en protesta por la presencia de la papelera finlandesa Botnia, ubicada junto al río Uruguay, frontera natural entre los países vecinos.

En Gualeguaychú afirmaban que aquel emprendimiento atentaba contra la vida del río y, con ello, contra su forma de vida, basada en la agricultura, la ganadería y el turismo. La papelera, argumentaban los ecologistas, utilizaba millones de litros diarios de agua que devolvía al río contaminados.

Argentina y Uruguay terminaron por recurrir a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, que el 20 de abril de 2010 falló a favor de la posición uruguaya.

Aunque la Corte admitió que Montevideo había incumplido el Tratado del Río Uruguay de 1975 por no haber pedido las autorizaciones pertinentes, el tribunal concluyó que Argentina no había presentado pruebas suficientes de que la empresa contaminaba y que su actividad no había perjudicado a la economía de Gualeguaychú; por tanto, no había motivos para suspender el funcionamiento de la planta.

Ahora, el conflicto vuelve a estar de actualidad. El Gobierno argentino acusa a Uruguay de incumplir el límite máximo de producción de celulosa anual autorizado por La Haya, fijado en un millón de toneladas. Según la Cancillería argentina, esto conlleva un aumento de la contaminación.

Por su parte, Montevideo contraataca y denuncia que Argentina está obstaculizando la divulgación de estudios científicos que demuestran que la papelera no contamina, o al menos no contamina más allá de los límites autorizados. Los argentinos no tardaron en responder, y se mostraron prestos a publicar los resultados de la monitorización de Botnia (ahora llamada UPM). Según el informe preliminar que fue divulgado, la planta de UPM superó el millón de toneladas de producción todos los años entre 2008 y 2011; el año pasado, lo sobrepasó en casi 100.000 toneladas, siempre según el estudio argentino.

De paso, la cartera que dirige Héctor Timerman aprovechó para lanzarle el guante a la empresa: “El control se llevó a cabo pese a los obstáculos y retaceos de información por parte de la empresa”, aseguró la Cancillería.

Aunque las relaciones bilaterales mejoraron con el final del mandato del expresidente Tabaré Vázquez -al que sucedió Pepe Mujica-, los ánimos parecen volver a enconarse entre los vecinos rioplatenses. Habrá que ver hasta cuándo.