18 jun. 2025

ÁRBITROS MALOS

Un negro panorama

En cualquier competencia y más todavía en los deportes colectivos, la función del árbitro es de suma importancia. En el fútbol en particular, el árbitro es el juez encargado de hacer que se cumplan las reglas del juego. Su cometido es dirimir todos y cada uno de los lances del juego de forma que no se convierta en una discusión interminable entre los participantes.

Dentro del torneo Apertura de la Asociación Paraguaya de Fútbol se están dando hechos o errores arbitrales que inciden en los resultados deportivos y causan las reacciones tanto de dirigentes, cuerpo técnico, jugadores e hinchas. No estamos hablando ni mucho menos de venalidad ni de deshonestidad, sino de una cuestión de incapacidad o ineficiencia de los árbitros y eso es preocupante.

La Dirección de Árbitros no puede desconocer la pésima actuación de sus designados y debe ser la primera institución en buscar las fórmulas para evitar tantos manoseos a los nombres de los árbitros. Y esta situación no se da solamente a nivel local, sino también internacional. Constantemente estamos escuchando por la prensa extranjera duras críticas a los jueces compatriotas. El nivel del arbitraje paraguayo está bajo y hay tiempo para mejorar.

El árbitro debe cosechar aplausos en lugar de los abucheos. Es un oficio que se puede interpretar como una genuina vocación por el insulto, pero es el árbitro el que debe hacer el esfuerzo para que no le recuerden a su madre. Ellos tienen la respuesta, para colaborar con el buen espectáculo.

DIRIGENTES. Los dirigentes alzan la voz de protesta cuando sus equipos son perjudicados, pero son “santos” y calladitos cuando los colores de su preferencia reciben el beneficio y manifiestan “no quiero opinar”, “no quiero entrar en ese campo”, “respeto las determinaciones”. Son frases bien hechas que se utilizan de acuerdo a las circunstancias. En cualquiera de los casos, los directivos deben siempre preocuparse, porque el objetivo debe apuntar a un partido bien jugado, un resultado bien logrado, y no tener que dudar de la actuación de tal o cual árbitro.

LOS PERJUDICADOS. Dentro del fragor de la lucha, ante un error arbitral llegan las reacciones. Esas reacciones no deberían ser, pero por la “calentura” del momento, los protagonistas sacar a relucir lo mejor de su repertorio. Cuando los dirigentes dicen algo no hay ningún castigo, pero cuando entrenadores o jugadores son los que abren la boca, los castigos vendrán, ya sean en expulsiones (será suspendido) o multas.