EFE
Eso es lo que ha hecho la actriz Angelina Jolie, quien anunció
este martes que se ha sometido a una doble mastectomía preventiva de cáncer de mama, al tener un 87 % de posibilidades de padecer esta
enfermedad y un 50 % de desarrollar un cáncer de ovario.
“Mi madre luchó contra el cáncer durante casi una década y murió a los 56 años. Ella vivió el tiempo suficiente para ver al primero de sus nietos y cogerlo en sus brazos. Pero mis otros hijos nunca tendrán la oportunidad de conocerla y la experiencia de saber lo cariñosa y amable que era”, declaró.
Esta cirugía profiláctica disminuye en más de un 95 % el riego de padecer una cáncer de mama, explicó a Efe la oncóloga médica de la Unidad de Consejo Genético en Cáncer Hereditario del MD Anderson
Cancer Center Madrid, Raquel Bratos.
La mastectomía, no obstante, no elimina al cien por cien la posibilidad de desarrollar tumores ocultos cuando hay afectación axilar o queda parte del parénquima mamario ectópico, pero el nivel de riesgo se reduce de forma significativa. “Si podemos prevenir, mejor que mejor”, afirma.
Para llevar a cabo esta cirugía, la doctora Bratos recomienda, desde el punto de vista oncológico, una mastectomía simple o una mastectomía ahorradora de piel “que exige reconstrucción mamaria inmediata”.
“A día de hoy no podemos recomendar las mastectomías que preserven el complejo aureola-pezón, ya que aunque a nivel estético
pueden ser un poco mejores, queda parénquima mamario remanente y eso puede dar problemas”, subraya.
Esto provoca un impacto psicológico “importantísimo” en la mujer. “Pacientes tan complejas hay que controlarlas en una unidad multidisciplinar en la que también haya ‘psicooncólogos’ porque puede ser un impacto tanto físico como emocional, y son cirugías de cierta envergadura que conllevan un riesgo de complicaciones. Hay que trabajar los miedos y otros parámetros”, dice.
Por ello, las candidatas a esta intervención deben tener “un altísimo porcentaje de posibilidades de desarrollar un cáncer de mama”, como es el caso de la actriz estadounidense, portadora de una mutación patogénica en el gen supresor BRCA1.
En estos casos “claro que se recomienda, porque en la balanza riesgo-beneficio, el beneficio compensa los potenciales riesgos”, asegura esta experta.
Para determinar si una paciente es portadora de este gen es necesario realizar un análisis de sangre y, aplicando una metodología muy compleja, secuenciar el material genético, una prueba que tarda de media cuatro semanas en ofrecer resultados y que se encarga en las unidades de cáncer hereditario de los hospitales.
“He decidido no mantener mi historia en secreto porque hay muchas
mujeres que no saben que podrían estar viviendo bajo la sombra del
cáncer. Tengo la esperanza de que ellas, también, son capaces de
obtener pruebas genéticas y que, si tienen un alto riesgo, sepan que
tienen opciones”, manifiesta Jolie en el artículo “Mi elección
médica”, publicado hoy por The New York Times.