Con un desplazamiento lento, sostenido por un precario bastón, don Vicente Zoilán Domínguez (98), acompañado de su esposa Catalina Alarcón de Zoilán, quien aún realiza las tareas normales de ama de casa, se pregunta apenado por qué desde el 2011 siguen excluidos del programa de la tercera edad. “Necesitamos de ese ingreso. Ya no producimos”, dijo el anciano.
La pareja reside en una precaria vivienda de madera en Arroyo Mborotî, calle 8 de Diciembre, a unos 15 km del casco urbano de Caaguazú.
Mientras doña Catalina preparaba el almuerzo en una cocina de tata’y (rollitos de madera con fuego, ubicados en el piso), don Vicente exhibía las solicitudes presentadas para ser beneficiados con el programa de la tercera edad. Los trámites año tras año fueron realizados en la Municipalidad de Caaguazú.
Del matrimonio nacieron 9 hijos, esparcidos por diferentes puntos del país, incluso en la Argentina; pero ninguno cuenta con recursos económicos necesarios para enfrentar la realidad de sus padres. Por suerte uno de ellos sigue viviendo con los ancianos, ocupándose de su cuidado.
Don Vicente y doña Catalina no pierden la esperanza de ser tenidos en cuenta con ese recurso que ofrece el Estado a los de la tercera edad. “Creo que merecemos, por lo menos en esta última etapa de nuestras vidas”, dijo la mujer. Robert Figueredo